Breathe

Breathe

Breathe

Breathe

lunes, 30 de diciembre de 2013

Capitulo 7







"Hay muchas partes de mí que no conoces, sin embargo, yo conozco más de tí de lo que tu crees."


Aparqué frente a casa y bajé del coche en una nube. Abrí la puerta de casa y mi sonrisa se borró al ver a mi madre en la entrada muy enfadada. Cerré suspirando la puerta y la miré.

- ¿Donde estabas? - ella estaba cruzada de brazos.

- He ido a recoger el coche.

- ¿Tanto tiempo? ¿Te crees que soy estúpida? - escupió. ¿Tenia que contestar a eso? ¿O era una pregunta trampa?

- Me he encontrado con un amigo.

- Estabas castigada - me recordó.

- Si, por algo estúpido. Si quedar con un chico es motivo de castigo, entonces deberías de haber castigado a Ashley cuando estuvo conociendo a Harry - me crucé de brazos. Ella me miró uniendo sus labios en una fina linea, señal de que la estaba enfadando más.

- Bueno - sabía que yo había ganado esta batalla, una de las muchas - Pues hoy te quedas sin cenar, y dame tu cámara de fotos.

- ¿Que? ¿Por qué?

- Porque yo lo digo - me tendió la mano. Refunfuñé y la saqué de mi bolso. Cuando fui a sacar la tarjeta de memoria ella me interrumpió.- Deja la tarjeta dentro - le di la cámara molesta y empecé a subir las escaleras.
 
- Ya estoy en casa - escuché la voz de mi padre.

- Hola cariño - suspiró mi madre. Subí las escaleras. - ¿Con quien has estado? - fruncí el ceño y me quedé a los pies de la escalera escuchando.

- Con nadie cielo, ¿Que ocurre?

- Hueles a un perfume que no es el mio. - Ashley salio de su habitación y las dos nos miramos.

- Tonterías - bufó él. Ashley se puso a mi lado. - Vengo de trabajar todo el día y me recibes con tus paranoias.

- ¡No son paranoias! - Ashley y yo nos miramos y salimos las dos corriendo para su habitación - que es la que estaba más cerca - cuando escuchamos a papá subir las escaleras. Ella cerró la puerta con cuidado.

- ¿Crees que papá esté engañando a mamá? - me preguntó.

- No se... No creo ¿No? Es papá... - ella asintió entendiendo lo que quería decir. Nunca podría imaginar a mi padre engañando a mi madre. - Él la quiere... o por lo menos eso demuestra cuando estan juntos.

- Es eso... - ella suspiró al escuchar aún las voces de nuestros padres. - Me he enterado de que mamá te ha castigado sin cenar, y se que hoy no has almorzado.

- Si

- Harry va a venir a recogerme para salir, ¿Quieres que le diga a Harry que se pase por McDonalds y te traiga algo?

La miré extrañada. ¿Me estaba tomando el pelo? ¿Quien era esta y donde estaba mi hermana?

- Mmmm... claro, gracias - ella me sonrió y me di cuenta de que se sentía bien cuando alguien te ayudaba y no intentaba hundirte, aunque solo fuera por un momento.

Cuando las voces cesaron me dirigí a mi habitación y cerré la puerta. Cogí mi pijama y mi ropa interior y fui a darme una ducha.


Entré a mi habitación en pijama y secandome el pelo con la toalla. Encima de la cama había una bolsa de McDonalds. Sonreí y cerré la puerta. Me senté en la cama y abrí la hamburguesa. Mi estómago gruñó y le di un bocado saboreandola.

Tiré la bolsa a la papelera que tenia al lado de mi escritorio. Cogí mi móvil y vi que tenía varios mensajes de Jane. Le conté como me había ido y me metí entre mis mantas aún con la pequeña lampara de mi mesita de noche encendida.

Sonreí al recordar el beso. No podía creer que esto me estuviera pasando.


« Estoy volando por mi habitación con una sonrisa de estúpida »
Le envié a Jane.


« Ten cuidado no te vayas a dar con el techo »
Me envió y solté una carcajada.





Aparqué frente a la casa de Robert. Él ya estaba esperandome. Abrió la puerta del copiloto y entró.

- Me alegro de que te hayan quitado el castigo - besó mi mejilla y se puso el cinturón.

- Yo también.

- Aún sigo sin entender cómo te han arreglado el coche antes que a mi - me miró de reojo.

- Eso es porque tengo contactos - sonreí.

- ¿Hay algo que no me hayas contado?

- Conocí a un chico - me encogí de hombros - Y resulta que trabaja allí.

- ¿Quien?

- Un rubio. - Robert era como mi hermano mayor, él me "protegía" de todo, y de todos. Era extremadamente celoso y es porque tuviera algún sentimiento de amor hacia mi, si no que era demasiado protector.

- ¿Es de fiar?

- Si, supongo. Me encanta esta canción - le di volumen a la radio y empezé a cantar, contagiando a Robert y haciendo que él también cantara.



Me agarré de su mano y me encogí en mi abrigo. Mis tacones resonaban en el asfalto. Entramos en el club y ocupamos uno de los sillones que estaban en una esquina. Me quité mi abrigo, mostrando mi vestido negro. Robert llegó con nuestras bebidas y las puso en la mesa. Cogí mi coca-cola y bebí un trago. Tenía que decir que Robert ya tenía 21, por lo tanto él podía beber alcohol libremente, por eso me llamaba para salir, para que lo llevara a casa. Podíamos decir de que se aprovechaba.

Estaba esperando a que Jane hiciera acto de presencia. Obviamente Robert no iba a dejarme sola para ir a bailar con una chica, primero que mi mejor amigo nunca me haría eso, y segundo que si lo hiciera, que se olvidara de llevarlo a casa.

- ¿Bailamos? - me dijo por encima de la música. Asentí y nos pusimos casi al lado de los sillones, vigilando que no se llevaran mi bolso y nuestros abrigos. Robert cogió mi mano y empezamos a bailar para matar el tiempo hasta que llegara Jane, que no llegó.

- ¿Podrás volver a casa seguro? - cogí su mejilla entre mis manos para que me mirara.

- Si, no te preocupes - asentí - Soy un niño grande ________ - se burló.

- Está bien, nos vemos pronto - lo abracé y este me dio un beso en mi frente.

- Ten cuidado, enviame un mensaje cuando estes en casa - asentí y salí del club ya con mi abrigo puesto. 

Me despedí del portero y saqué las llaves del coche mientras me dirigía a él. Me quité el abrigo dejandolo en el asiento del copiloto para poder conducir mejor y me quité lo tacones para conducir descalza. No es que manejara muy bien el coche con tacones...

Puse la calefacción y salí del aparcamiento. Me concentré en la carretera y en la música que estaba escuchando. La tenía bajita, asi que podía escuchar mi voz mientras cantaba al mismo tono de la música.

Iba tan centrada en mis pensamientos que no me di cuenta que alguien cruzó. Me sobresalté y frené en seco haciendo que las llantas chirriaran en el asfalto. Miré mejor a la persona que tenia delante para ver a Justin. Respiré hondo al ver que no lo había atropellado. Me bajé del coche y sentí el frío en mi piel expuesta haciendo que se me pusieran los pelos de punta.

- ¿Estás bien? - me acerqué a él y vi que de su ceja salía sangre y tenía su pómulo morado.

- Perfectamente, aunque me has dado un susto de muerte. - me miró de arriba abajo.

- ¿Yo a ti? Por favor - bufé. - ¿Quieres que te lleve a casa? ¿Que te ha pasado?

- Nada de lo que tengas que preocuparte. - se encogió de hombros. Asentí.

- ¿Seguro? - me abrazé a mi misma.

- ¿Sigue la oferta de llevarme a casa?

- Claro, sube - me subí de nuevo al coche agradeciendo la calefacción y esperé a que Justin se montara en el coche.

Cuando se puso el cinturón, arranqué y miré a Justin de reojo y lo vi mirando por la ventana. 

- ¿Quieres que te cure antes de llevarte a casa? - murmuré mordiendo mi labio.


- Te lo agradecería. ¿A donde ibas? - me preguntó.

- A casa

-¿De donde venías? - sonreí.

- De un club - lo miré y lo vi mirandome. - ¿Que?

- Nada - aparqué frente a casa y antes de bajarme del coche me puse los tacones para no ir descalza. Mientras que rodeaba el coche me puse el abrigo. Cerré el coche y me dirigí con cuidado de no caerme a la puerta de casa seguida por Justin. Abrí la puerta sin hacer mucho ruido y encendí la luz de la entrada. Justin entró y cerré la puerta.

Me quité el abrigo dejandolo en la puerta y despues me quité los tacones. Me agaché para cogerlos y le hice una seña a Justin para que me siguiera.

Subimos sigilosamente las escaleras y entramos en mi habitación. Dejé el bolso encima de mi escritorio y los tacones en el suelo. - Ahora vengo - susurré y el asintió. Salí de mi habitación y me dirigí al cuarto de baño para coger el botiquin.

Cuando entré de nuevo en mi habitación Justin estaba mirando la pared donde tenía las fotos. Cerré la puerta y también el seguro.

Justin se sentó en el borde de la cama y dejé el botiquin a su lado. Cogí el alcohol y un trozo de algodón. Eché alcohol en el algodón y Justin abrió sus piernas para que me metiera entre ellas.
Pasé el algodón mojado por su ceja limpiando la sangre y curando su herida. Él siseó entre dientes. - ¿Duele?

- ¿Que crees, preciosa? - mordí mi labio y me golpeé mentalmente ante mi pregunta estú.pida.
Cogí una pequeña tirita y la puse en su ceja. - Listo - fui a salir de sus piernas pero él puso sus manos en mi cintura para no dejarme ir. Quitó una de sus manos de mi cintura y la puso en mi cuello, tambien cogiendo mi nuca. Acercó mi rostro al suyo y juntamos nuestros labios. Volví a sentir mariposas en mi estómago. Puse mi mano en su muñeca y la otra en su mejilla. Me sorprendí cuando su lengua pidió paso a mi boca. Abrí mis labios lentamente y la dejé entrar. Nuestras lenguas jugaban y me deje llevar.

Me separé de él y abrí mis ojos para encontrarme con los suyos. Él me soltó y yo retrocedí lamiendo mis labios. - Te llevaré a casa.

- Si, gracias - asentí. Me dirigí a mi armario y cogí una sudadera y me la puse. Despues cogí unos deportes y metí mis pies en ellos bajo la atenta mirada de Justin. - Bonito conjunto - se burló. Sonreí.

- Si, ¿Verdad? - cogí del bolso mi móvil y las llaves del coche.

- Me pregunto por qué siempre terminamos encontrandonos - pregunté en voz alta.

- Porque me acosas - lo miré de reojo. - Debería ponerte una orden de alejamiento.

Reí - Oh, venga ya. No podrías vivir sin nuestros encuentros - bromeé.

- Si, si que podría - lo miré.

- ¿Por qué eres tan .... ? - intenté encontrar una palabra que pudiera describirlo.

- ¿Increible? - sugirió él.

- ¿Tan prepotente y borde? - esta vez fue él quien rió. - No conocía esa parte de tí.

- Hay muchas partes de mí que no conoces, sin embargo, yo conozco más de tí de lo que tu crees.

- ¿Ah si? - murmuré mientras estaba concentrada en mirar a ambos lados en un cruce.

- Si. Puedes dejarme aquí - dijo señalando una esquina. - Es sorprendente como te has quedado con el camino a mi casa. - me encogí de hombros. - Gracias, pequeña  pin...-tapé su boca con mi mano.

- Ni se te ocurra decir pingüino - lo miré. Y él alzó una ceja para después empezar a reirse, por lo que quité mi mano de su boca. - Me alegra divertirte.

- Bien, gracias - se giró y puso dos dedos en mi mentón para darme un beso. - Nos pronto pequeña pingüina - dijo antes de cerrar la puerta. Sonreí y negué con la cabeza.



Twitter: @desirealba / @desirefanfic #Breathe

jueves, 26 de diciembre de 2013

Capitulo 6





"-¿Ahora te pondrás detrás de mí y me enseñarás a jugar? - ¿Quieres que lo haga?"

Respiré hondo una última vez e intenté que no se me notara nerviosa. Mi madre era de las que median las reacciones y sabía si estaban mintiendo o no. Justin me habia llamado para que fuera a recoger el coche por la tarde. Asi que me relajé e intenté actuar natural.

- Mamá - entré en la cocina donde ella estaba haciendo un bizcocho.

- ¿Mmmm? - dijo concentrada en lo que estaba haciendo.

- Jane va a pasar a recogerme, tengo que ir a recoger el coche al taller.

- ¿Ya lo han arreglado?

- Si, han resultado ser muy eficaces. - ella se giró para mirarme.

- Bueno... esta bien, pero no quiero que tardes - me señaló con el dedo. Negué con la cabeza y sonreí.
Después de enviarle un mensaje a Jane para que viniera a buscarme. Me puse la ropa que me había llevado toda la mañana pensando mientras estaba en clase. Unos pantalones vaqueros negros con un jersey blanco roto y unas botas altas con un poco de tacón.

Me maquille un poco mientras que Jane no dejaba de enviarme mensajes diciendome que estaba fuera esperandome, que no tardara. Cogí mi bolso/mochila negro y eché todo lo necesario.

- Mamá, me voy.

-Está bien, no tardes.

-¿Donde vas? - Ashley asomó la cabeza desde la cocina.

- A recoger el coche al taller.

- Y... ¿Para que te arreglas tanto? - fruncí el ceño y me miré.

- Voy a salir a la calle, es normal que me arregle. - me encogí de hombros y me puse mi abrigo. Ella me miró entrecerrando los ojos y me fui antes de que pudiera decir algo más. Caminé rápido hasta el coche de Jane y me sentí asalvo cuando estuve dentro.

- No puedo creer que mi mejor amiga/hermana vaya a quedar con un chico - sonrió. - He estado contigo en tu etapa de "soy horrible, nadie me quiere" Y parece que ya estas superando esa etapa.

-Si, bueno... - mordí mi labio nerviosa.

- ¿Nerviosa? - ella me miró de reojo.

- Si - admití.

- Bueno, no lo demuestres frente a él - respiré hondo. - ¿Que edad tenía?

- Veinte.

- Wow! Dos años mayor que nosotras. Te envidio chica. - me guiñó un ojo.
Llegamos al taller y Justin estaba esperando en la puerta. Llevaba unos pantalones vaqueros y una chaqueta de cuero negra. Respiré hondo y miré a Jane.

- Suerte - me sonrió.

- Gracias - bajé del coche y me colgué el bolso. Me dirigí hacia él mientras este me miraba. Respiré hondo e intenté ignorar que mi vientre tiraba en todas direcciones. Justin sonrió cuando me acerqué a él. Caminó hacia mi acortando la distancia que quedaba entre nosotros.

- Hola - le sonreí.

- Hola preciosa - él me sonrió para después poner su mano en mi cintura y besar mi mejilla. Se separó de mi. - Toma - se sacó algo del bolsillo y pude ver que eran mis llaves.

- Gracias - le sonreí. - ¿Cuanto es?

- Eso tienes que hablarlo con Tom - dijo señalando hacia dentro.

- Vale - entré siguiendo a Justin.

- Tom - Justin llamó su atención. - Ella quiere la factura - me señaló.

- Claro - él me hizo una seña para que lo siguiera. Seguí a Tom hacia la oficina y lo vi coger un papel. Lo miré y saqué lo que había que pagar de mi cartera.

-Muchas gracias - dijo él.

- A ti - le sonreí y salí de la oficina seguida por Tom.

- ¡Pasadlo bien chicos! - se despidió de nosotros.

- Venga, vamos - Justin me hizo una señal con su cabeza señalando su coche. Guardé la cartera en el bolso y lo seguí.

- ¿Donde vamos? - le pregunté. Él me abrió la puerta del copiloto.

- A un sitio - me sonrió.

- Oh bien, me estaba preocupando - dije entrando en el coche. Justin rió y cerró la puerta. Mordí mi labio nerviosa y me puse el cinturón. Él se montó y después de ponerse el cinturón arrancó.

- ¿Puedo poner la radio? - le pregunté. Era una forma de evitar silencios incómodos.

- Claro - la encendí y una canción que desconocía empezó a sonar. - ¿Que hiciste esta mañana?

- Fui a la universidad.

- ¿Que estudias?

- Derecho.

- ¿Derecho? Pensé que estabas estudiando algo relacionado con la fotografía - negué con la cabeza.

- Mi madre quiere que estudie derecho.

- ¿Tu no quieres? - me miró.

- Bueno... No es que me haga mucha ilusión la verdad - me encogí de hombros.

- ¿Y no se lo has dicho a tu madre?

- Claro que sí, pero ella piensa que la fotografía no vale la pena.

- Mmm... ¿Traes la cámara?

- Si, ¿Por qué?

- Me gustaría que me enseñaras algunas de tus fotos.

- Claro.

- Así que... ¿Ella quiere que seas la hija perfecta?

- No exactamente, Ashley - lo miré para verlo asentir - Es la hija perfecta. Yo soy la hija defectuosa.

- ¿Por qué eres defectuosa? - frunció el ceño.

- Bueno - puse el dedo .... en la punta de mi nariz - dado que yo soy todo lo contrario a mi hermana, soy la defectuosa, teniendo en cuenta que mi madre que no quería otra hija.

- Vaya, eso es bastante triste. - asentí. - Pero aún no entiendo por qué eres defectuosa.

- Porque no soy como ella quiere que sea, siempre he vivido a la sombra de la perfección de mi hermana. Siempre ha sacado notas más altas que yo, ha sido la que ha llamado más la atención...

- ¿Que está estudiando?

- Medicina.

- Vaya... Aunque sacar la nota para Derecho tambien es dificil. Tuviste que sacar una buena nota.

-Si...

- Tienes que tener en cuenta que la perfección aburre y no es interesante. - sonreí al escuchar lo que le dije ayer a Jane.

- Me alegra oir eso - dije sin quitar la sonrisa de mi cara.

- Venga, vamos - dijo saliendo del coche. Miré a mi alrededor y vi que ya habíamos llegado. Salí del coche.

- ¿Donde estamos? - le pregunté.

- No hemos salido de Toronto. - abrí los ojos impresionada.

- ¿En serio? Sorprendente. - Justin sonrió y cogió mi mano. Sentí su mano sujetando la mia y sentí una corriente electrica. Paramos frente a un bar que tenía unas luces de neon ahora apagadas.

- ¿Fuman dentro? - tiré de su mano para que no entrara.

- Mmmmm.. No lo se - él soltó mi mano y abrió la puerta del bar. Se asomó y salió.

- No hay gente fumando, ¿Por qué?

- Soy asmática.

- Oh, si quieres podemos...

-No - tiré de él. - Podemos entrar si no hay humo - tiré de él y abrí la puerta del bar.

- Vamos a aquella esquina - dijo señalandome un rincón. Asentí. El bar estaba un poco oscuro, alumbrado con luces tenues.

- ¿Que quieres de beber?

- Una coca- cola - él asintió y fue a pedir mientras yo me dirigía a la pequeña mesa redonda y me sentaba. Dejé mi bolso a un lado y golpeé con mis uñas la mesa mientras esperaba. Lo vi esperando a que el hombre le diera las bebidas. Me fije y me pregunté que había visto él en mi, pensé que el saldría corriendo pensando que estaba loca al querer acabar con todo.

- ¿Que pensabas? - me di cuenta que me había quedado mirando a la nada pensando.

- Nada importante - le sonreí y bebí de mi coca-cola.

- ¿Quieres que juguemos al billar? - me preguntó señalando una mesa de billar que había al otro lado.

- Claro.

- Coge tu bebida y vamos - me colgué mi bolso,cogí mi coca-cola y lo seguí. La mesa estaba alumbrada por una lámpara colgada del techo. Dejamos las bebidas y mi bolso en una mesa que habia al lado. Me quité mi abrigo dejandolo en una silla y Justin se quitó su chaqueta quedandose con una camiseta negra de mangas negras.

Justin echó una moneda y las bolas salieron. Él las puso en el centro de la mesa, dentro de un triangulo, dejando la bola blanca fuera.

- Toma - me dio un palo, o mejor dicho, un taco. - ¿Empiezas?

- Prefiero que empieces tú - le sonreí. Tenía que fijarme en como se cogía esto. Justin quitó el triángulo dejandolo a un lado.  Puso la bola blanca y se posicionó para tirar. Le dio a la bola blanca y todas las bolas salieron dispersadas por la mesa, incluso metió dos.

- Tu turno. - Lo miré y busqué la bola blanca. Caminé hacia el otro lado de la mesa e intenté coger el palo como él lo había hecho antes. Fracasando en el intento.

- No se coger esto - reí.

- ¿Quieres que te enseñe?

- ¿Ahora te pondras detrás de mí y me enseñaras a jugar? - alcé una ceja.

- ¿Quieres que lo haga? - alzó tambien una ceja y me miró intensamente. El aire se quedó atrapado en mi garganta.

"Tienes que decir algo" me recordó mi mente.

- Creo que puedes enseñarme sin ponerte detrás de mí ¿No?

Justin sonrió y se puso a mi lado con su palo. - Bien, tienes que cogerlo así - él volvió a ponerse en posición e imité sus manos. - No, este dedo - dejó el palo encima de la mesa y señaló mi dedo indice. - Tiene que... - lo movió el dedo poniendolo bien. - Y esta mano - movió mi mano. - Es más atrás. Bien, ahora desliza lentamente el palo entre tus dedos. - asentí. Me puse en otra posición para darle a la bola roja para intentar meterla. Mordí mi labio y cuando fui a darle el palo fue en otra dirección y no le dio a la bola blanca.

- Oh venga - bufé molesta pero sin moverme de la posición. Justin soltó una carcajada.

- Un poco de puntería, pequeña pingüino. - rodé los ojos y fui a darle otra vez, concentrandome, deslicé el palo entre mis dedos dandole a la bola blanca, esta le dio a la roja y la metí. Sonreí.

Justin me sonrió y se puso de nuevo para darle a la bola blanca. Cuando me tocó tirar a mi puse las manos como me había dicho antes - ¿Puedo coger tu cámara? - me preguntó.

- Si - dije colocandome. Un flash saltó. Miré a Justin que tenía mi cámara en sus manos y apuntaba hacia mi. Entrecerré los ojos y él sonrió mirando la foto que había echado. Lo ignoré y tiré, no metiendo ninguna.

- Bien, me toca - Justin me dio la cámara y ahora fue mi turno de sacarle una foto. Él se puso en posición y yo me puse en posición para sacarle una foto. Él lamió sus labios concentrado y eso fue lo más sexy que he vi en mi vida, sin contar a Channin Tatum sin camiseta. Saqué la foto antes de que él sacara. Miré la foto y sonreí.  - ¿He salido bien? - Justin estaba a mi lado mirando la foto.

- Si - miré hacia arriba para mirarlo. Él sonrió.

- Hagamonos una foto juntos.

- Hazla tú, mis brazos son demasiado cortos - él rio entre dientes mientras cogía mi cámara. Se bajó un poco para sacarnos la foto. Apuntó la cámara hacia nosotros y la sacó. Después la miró. - Que horrible - murmuré mirando mi cara.

- ¿Que? Claro que no - negó con la cabeza.

Ni que decir que Justin ganó al billar. - Se me hace tarde - dije mirando mi reloj.

- ¿Tan temprano tienes que recogerte? - dijo mirando su móvil.

- Bueno, mañana tengo que ir a la universidad - dije cogiendo mi abrigo y poniendomelo.

- Es cierto - se puso su chaqueta. Me colgué mi bolso y salimos del bar. Ya era de noche, sabía que me regañarían cuando llegara a casa, pero no me importaba. Valía la pena haber pasado esta tarde con él.
Justin cogió mi mano y caminamos en silencio hasta el coche. Abrió la puerta del copiloto y entré. Guapo, simpático, atento... ¿Algo más?

Justin se montó y arrancó poniendo después la calefacción.

- ¿A parte de acosarme que más te gusta? - me preguntó.

- Yo no te acoso - reí.

- Oh vamos, admítelo.

- No puedo admitir algo que no es cierto. Además, yo tambien podría preguntarte lo mismo.

- Yo no te acoso. Tu fuiste la que me encontraste en el parque y en el taller.

- Y tu el que me encontraste en el puente y en el centro comercial - le sonreí.

- Mmmm...¿Estamos empate entonces?

- Estamos empate. - Justin sonrió.

- ¿Te lo has pasado bien? - Justin aparcó en doble fila atrás de mi coche.

- Si, gracias.

- No tienes que darlas. - lo miré y mordí mi labio. - Te llamaré para quedar otro día.

- Claro - quité mi cinturón - Gracias - fui a abrir la puerta pero el cogió mi mano.

- ¿Y mi beso? - dijo con su voz ronca. Mi corazón empezó a bombear tan fuerte contra mi pecho que pensé que se saldría.

- No suelo besar en la cuarta cita - lamí mis labios.

- Esta es nuestra quinta cita, no contaste cuando nos vimos en el taller. - tiró de mi mano con cuidado y su otra mano la puso en mi mejilla. Acercó sus labios a los mios y los movió. Me quedé parada, este era oficialmente mi primer beso y no sabía que hacer. Así que moví los labios en sincronía con los suyos. Puse mi mano en la muñeca de la mano que estaba en mi mejilla. Sus labios eran suaves y sinceramente, por mi, me llevaría toda la noche besandolo. Mi vientre tiraba en todas direcciones, y supuse que eran debido a las mariposas que sentía cuando estaba con él.

Nos separamos y aún a centímetros Justin pasó un dedo por mi labio inferior y tiró de él hacia abajo mientras él lamía sus labios. - Ten cuidado - dijo separandose de mi.

- Si - dije un poco confusa, nerviosa y contenta. Abrí la puerta. - Adiós.

- Adios pequeña pingüino - sonreí al escuchar mi mote. Cerré la puerta y me dirigí a mi coche mientras buscaba la llave en mi bolso. Los luces del coche de Justin me alumbraban. Abrí la puerta y sin mirarlo me metí en mi coche. Respiré hondo y me di cuenta de que él estaba esperandome. Así que arranqué y salí del aparcamiento directa a casa.


Twitter : @desirealba / @desirefanfic #Breathe

sábado, 21 de diciembre de 2013

Capitulo 5



"Aunque... si aceptas otra cita, podría tenerlo listo para mañana"


Cerré la puerta de la habitación y me quité la bufanda dejandola en la cama y tirandome en ella boca arriba. Sonreí al recordar lo que había pasado. Mi estómago tiraba en todas direcciones. Y entonces comprendí el "siento mariposas en mi estómago". Nunca supe lo que era eso porque nunca nadie me habia hecho sentir de esta manera. Es como si un pequeño rayo de luz hubiera aparecido en mi vida alejando las nubes negras, o por lo menos, haciendolas menos oscuras.

Aún no podía creerme que yo hubiese llamado su atención. Una parte de mí pensaba que él se estaba riendo de mí, la otra parte pensaba "¿Por qué no?"

Cuando mencionó que la segunda vez que nos vimos era nuestra segunda cita mi corazón bombeó con fuerza hasta pensar que se me saldría del pecho.
Toqué mis labios y sonreí mientras notaba que me sonrojaba. Puse un cojín en mi cara y sonreí ante este. No podía ser.

Llamaron a la puerta y dejé el cojín a un lado y me incorporé para ver como Ashley entraba y cerraba la puerta. - Bien, vengo a hablarte como hermana mayor que soy - rodé los ojos.

- Que.

- ¿De que conoces a esos chicos?

- Te dije que Justin era amigo de Robert.

- No tienes porque mentirme, _______.

- ¿Por qué crees que miento? Es más, ¿Que te importa donde los conocí?

- Porque soy tu hermana mayor, me preocupo por ti.

- Nunca has actuado como tal, así que por favor, me gustaría que siguieras ignorandome, estabas haciendo un buen trabajo. - Ella bufó molesta y giró hacia la puerta pero después volvió a mirarme. - ¡Es que no entiendo como ha podido fijarse en ti! No eres gran cosa - me miró de arriba abajo. - Bueno, haré que abra los ojos.

- No conseguiste nada meneando tu culo de un lado a otro exageradamente - cogí mi móvil y me tendí encima de los cojines. - ¿Que vas a hacer la proxima vez? ¿Sacarte un pecho? - me burlé.

- No cantes victoria mocosa, lo tendré en mi cama antes de lo que te des cuenta.

- Suerte en ello. Me pregunto como se lo tomaría Harry... - la miré y alcé una ceja. Ella unió sus labios en una fina linea. Ella no contaba con eso. Sonreí más abiertamente. Ella bufó molesta y salió de la habitación cerrando la puerta.  ¿Verdaderamente Ashley pondría en peligro su relación solo por fastidiarme?







- Creo que eso es de los frenos. - dijo Robert sentado en la parte del copiloto.

- Es mejor que lo lleves a un taller - la voz de Janne sonó en los asientos traseros del coche.

Hice una mueca - Bueno, dejaré a Robert e iremos a un taller. ¿Conoceis alguno?

- Hay uno en la calle King, al oeste. Ahí es donde está mi coche ahora - Robert se agarró en la puerta.

- ¿Por que te agarras? - lo miré de reojo.

- Oh, es un acto reflejo - lo miré mal - _______, lo tuyo es conducción temeraria.

- ¡Yo no conduzco mal!

- Eso es cierto - Jane me dio la razón. - No conduce mal.

- Eso es porque tu conduces igual de mal que ella - él miró hacia atrás dandole a Jane una sonrisa fugazmente matadora.

- Ugh, ¿Por qué sonries así? Me haces sentir como una de tus conquistas.

- ¿Y eso no se siente bien?

- No si eres mi mejor amigo - ella se echó hacia delante y pellizcó la mejilla de Robert.

- Para nosotras no eres Robert el seximbol rompecorazones de la universidad, eres ese chico alegre, simpático y social que un día nos protegió de un chico que nos quería quitar el almuerzo en el colegio. - Robert sonrió seguramente recordando eso.

- Eras un tierno, niño - Jane volvió a pellizcar su mejilla cariñosamente.

- ¿Quieres dejar de hacer eso? Me la dejarás roja - frotó su mejilla.

- Quejica - murmuró Jane.

- Bien, ¿Aquí es Robert? - dije observando lo que parecía una cafetería.

- Si - se pasó una mano por su pelo rubio. - Gracias.

- ¿Te recojo después? - él besó la mejilla de Jane y se encogió de hombros.

- No lo se, si me hace falta te llamo - salió.

- Esta bien.

- ¡Pasalo bien! - se despidió Jane antes de que este cerrara la puerta y sonriera. - Hoy moja - sonreí y mi amiga pasó al asiento delantero. - Ahora que se ha ido Robert.... No puedo creer que tu hermana dijera eso - se puso el cinturón.

- Ya ves - me dirigí al taller que me dijo Robert.

- Espero que no lo consiga... Además, tiene a su perfecto novio Harry.

- La perfección aburre, Jane.

- Pues yo no aburró. - la miré y reimos.







- Aquí - aparqué. - ¿Te bajas?

- Si hay mecanicos guapos sí, si solo hay viejos, creo que me quedo en el coche - rodé los ojos y salí del coche. Entré en el taller.

- Hola - saludé y un hombre de unos cuarenta años dejó lo que estaba haciendo para atenderme.

- Hola.

- Creo que tengo un problema.con los frenos del coche. No para bien y chirrían.

- Claro, ¿Cuál es? - miró hacia fuera limpiando sus manos.

- El Fiat blanco - lo señalé.

- Esta bien... ¡JUSTIN! - mi corazón se encogió al oir ese nombre. Me giré y él apareció. ¿Trabajaba aquí? Llevaba una camiseta de tirantes blanca ajustada, que marcaba sus pectorales y dejaba ver sus tatuajes en su brazo y pecho. Su pelo estaba revuelto y sus ojos me miraban con diversión.

- ¿Si, Tom?

- Esta señorita necesita que le miren los frenos. Y ponte algo chico, cogerás una pulmonía.

- Claro - Tom asintió y nos dejó solos.

- ¿Quien sigue ahora a quien? - alzó una ceja.

- Yo no te sigo, solo vine a un taller. - Justin se cruzó de brazos y sus músculos se marcaron. Dejé de mirar sus brazos, no podía dejar que me pillara mirando. Cuando lo miré el tenía una sonrisa arrogante.

- ¿Entonces me has encontrado por casualidad?

- Exactamente - me balanceé en mis pies.

- Bien pequeña pingüino, ¿Por qué no metes tu coche dentro?

- Esta bien, y no soy un pingüino - lo señalé advirtiendole. Él levantò sus manos en son de paz. Me dirigí de nuevo a mi coche para meterlo en el taller. Me monté y cerré la puerta.


-¿Hay algun mecanico guapo?

- Está Justin.

- ¿¡BROMEAS?! Mueve el coche al taller, si es guapo en foto no me imagino como tiene que ser en persona. - arranqué y la boca de Jane cayó cuando vio a Justin. Este me guió hasta donde tenía que dejar el coche y me hizo una seña para que aparcara. - Oh dios mio, es tremendamente sexy - salió del coche y yo salí con ella. - Hola, soy Jane - ella se presentó sola y sonreí negando con la cabeza. 

- Justin - sonrió. - Vamos a ver que le pasa - este levantó el capó y lo vi ojear y tocar. Jane se puso a mi lado y ambas lo observamos. Él levantó la vista y nos miró para después mostrar una sonrisa, miré hacia otro lado mordiendo mi labio. 

- ¿Son los frenos? - le pregunté. 

-Si, son los frenos. Dejalo aquí unos días y cuando tenga tiempo te lo soluciono. 

- ¿Cuantos son unos días?

-Pues, unos días. - junté mis labios en una fina linea y lo miré mientras pensaba. ¿Podría dejar el coche aquí unos días? Lo necesitaba para recoger a Robert, y para ir a la universidad. No iba a decirle a Ashley que me acercara a la universidad, y Jane no podía dar tantas vueltas. 

Cuando volví a la realidad Justin y Jane me estaban mirando y Justin pasaba su mano por delante de mis ojos. - ¿Que? - pregunté confusa.

- ¿Donde estabas? - preguntó Jane. 

-Estaba pensando, ¿Saben lo que es? - Jane entrecerró los ojos y Justin sonrió cruzando los brazos. 

- ¿Hay algún problema? 

- Si, no puedo dejar el coche unos días aquí, ¿Pasa algo si no lo dejo aquí y sigo conduciendo hasta el fin de semana?

- Pues podrías matarte - se encogió de hombros - Si eso es lo que quieres, puedes llevarte el coche y seguir conduciendo, ahora, si quieres mantenerte con vida, será mejor que lo dejes aquí. - él móvil de Jane sonó y ella se fue fuera a hablar. 

- Está bien - suspiré - Pero...  ¿Cuantos son unos días? Necesito saberlo para organizarme. 

- Pues, dos o tres días. 

-¿Eso no es mucho tiempo? No tiene que ser tan dificil arreglarlo ¿No? - jadeé frustrada.

- Nena, no solo tengo que arreglar tu coche, tengo más trabajo. 

-Si, es cierto, lo siento - moví la cabeza de un lado a otro. 

-Aunque... si aceptas otra cita - se acercó más a mi invadiendo mi espacio - Podría tenerlo listo para mañana. - Miré hacia arriba para mirar sus ojos. 

-¿Chantaje?

-Quizás - se encogió de hombros. 

-Está bien - acepté. 

-Bien preciosa, puedes venir mañana a por él, dame tu teléfono y te llamaré para avisarte cuando lo tengo listo. 

- Está bien, - Lo seguí hasta la pequeña oficina. Allí se estaba mejor debido a la calefacción. Él arrancó un trozo de papel y me lo dio con un boligrafo. Me apoyé en la mesa y escribí mi número de teléfono poniendo abajo mi nombre. Se lo di y el miró el número para después guardarselo en el bolsillo. 

-Te llamaré mañana. - salí de la oficina. 

-Está bien, sacaré las cosas del coche. 

-¿Pintalabios, ropa interior, preservativos y un perfume? - lo miré y sonreí negando con la cabeza. 

-No se que coches de chicas habrás visto, pero el mio no tiene nada de eso. 

- ¿Lo dejas aquí? - me preguntó Jane. - He llamado a mamá para que venga a buscarnos. 

- Si, saca tus cosas del coche. - abrí la puerta trasera y cogí mi bolso, el blog con todos los apuntes y un libro.  Jane también sacó sus cosas. 

- Adios, Justin - se despidió Jane con la mano. 

-Adiós. - sonrió.

-Bien, espero tu llamada entonces - dije cargando mejor el blog para que no se resbalara. 

- Claro, y ven ya preparada, nos iremos directamente. 

-¿A donde? 

- A nuestra cita - me guiñó un ojo - Hata mañana pequeña pingüino - se giró y lo vi volver al coche donde estaba trabajando antes de que Tom lo llamara.  

Caminé donde estaba Jane. - Al final lo tendrá arreglado mañana. 

-Vaya, eso es perfecto. ¿Cómo lo hiciste? 

-Me dijo que aceptara otra cita. - ella dio un pequeño gritito.

-No puedo creerlo, que suertuda - movió su pelo castaño.

-Oh vamos - rodé los ojos - ¿Lo dice la chica de ojos castaños que tiene a todos los que quieran a sus pies?

- No a todos, él - señaló hacia dentro - Ni siquiera me miró - juntó sus labios en una fina linea. - Solo te miraba a ti. 

- ¿Otra celosa? - la miré entrecerrando los ojos. 

-Hey, espera, mis celos son sanos. Estoy muy contenta de que sea así - me sonrió sincera. Le sonreí de vuelta. - ¿Que te pondrás mañana? 

-No lo se - me encogí de hombros - No me dijo donde iriamos.  - Ella frunció su ceño.

-Tienes que ir arreglada pero no tanto - asentí ante la obviedad. - ¡TE AYUDARÉ! - haremos una tarde de chicas, iré a recogerte a mi casa y después te traeré. 

-Estoy castigada ¿Recuerdas? 

-Es cierto - hizo una mueca. - ¿Por qué era? Ah si... ¿Desaparecer unas dos o tres horas? No lo entiendo, sueles hacerlo, coges tu cámara y te pierdes en Toronto, solo que esta vez no ibas sola, y no estabas echando fotos - me miró de reojos para medir mi reacción. 

-¿Que? No hice nada malo.

-Lo se, lo se - alzó una ceja y rodé los ojos. - Bueno, ¿Con que excusa estás aquí hoy? 

-Estoy en la biblioteca. 

-Pensaremos una excusa para mañana - me sonrió.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Capitulo 4





"Hasta pronto pequeña pingüina"

Observé maravillada la imagen que le había sacado a Justin. Él era muy atractivo. Cerré la pantalla del ordenador cuando llamaron a la puerta. - ¿Puedo? - Jane apareció asomando su cabeza.

-Claro, ¿Que haces aquí? - me levanté de la cama y fui a saludarla.


- ¿Es que no puedo venir a ver a mi mejor amiga? - sonrió abiertamente.


-¿Que quieres? - alcé una ceja y la miré mientras cerraba la puerta. 


- ¿Por qué tengo que querer algo? - dijo inocente.


- Vamos, sueltalo - me crucé de brazos.


- Bueno vale - rodó los ojos - Quiero que me enseñes al chico guapo que conociste el otro día. - reí y negué con la cabeza. Me dirigí a la cama y me senté en ella, Jane se puso frente a mi sentada en el borde esperando.
Pulsé en la foto y Justin apareció en toda la pantalla. Giré el portatil y ella se acercó a la pantalla para después abrir su boca en forma de O. - Oh jo.der, no exagerabas cuando me dijiste que era guapo. - volvió a mirarlo - Creo que me he enamorado - puso las manos en su corazón. 


Reí - Yo pensé lo mismo cuando lo vi.


- ¿Está bueno? - sonreí y me encogí de hombros. - Oh venga ya.


- Lo vi con chaqueta, no lo se. Pero tiene que estarlo - mordí mi labio. 


- ¿Es simpático? - asentí.


- Me dijo que tenía una hermosa sonrisa - intenté no sonreir, pero era imposible.


- ¡Te estás poniendo roja! - me señaló y tapé mi cara con un cojín. - Nunca te habia visto así por un chico, esto es realmente increible.¿Tienes su teléfono?


- No - bajé el cojín.


- ¿Por qué no se lo pediste?


- ¿Estás bromeando? ¿Y si me dice que no? - negué con la cabeza 

imaginandome lo incómodo que sería esa situación.

- ¿Entonces? ¿Cuando volverás a verlo? - ella cogió uno de
 mis peluches y lo puso en su regazo.

- No lo sé, que lo encontré allí fue solo casualidad - miré la foto.

- Yo diría que fue el destino - la miré y ella me miró. - Oh venga, ¿No piensas eso?


- La verdad es que no. ¿Como voy a pensar eso? Yo ni siquiera soy lo suficientemente buena para él - puse el cojín a un lado sabiendo que esta conversación lo que iba a hacer era deprimirme.


- ¿Y por qué no? - ella frunció su ceño y metió un mechón de pelo detrás de su oreja.


- Primero - levanté un dedo - no se si tiene novia - ella asintió dandome la razón - Segundo - levanté otro dedo - él tiene veinte, si no tiene novia no creo que busque a una niña de dieciocho. - Jane hizo una mueca - Y tercero, naturalmente no soy su tipo, él escaneó a mi hermana de arriba abajo el otro dia - terminé.


- Bueno... Creo que tienes razón en todo lo que has dicho, aunque igual, nunca se sabe - rodé los ojos y sonreí. - Supongo que debes de confiar más en ti misma, a los chicos no les gusta que no confiemos en nosotras. - alcé una ceja - Me lo dijo Kevin cuando rompimos - se encogió de hombros.


- Entonces creo que empezaré a comprar gatos por mi cumpleaños.


- ¡No seas tan negativa! - rió y me tiró un cojín. - Además, los gatos huelen mal.


- Bueno, si nos ponemos así, todos huelen mal. Además, yo quiero un gatito de estos pequeños que vemos en las fotos de we heart it. 


- Ay si - ella sonrió - Son tan tiernos. Un día nos ... - la puerta se abrió de golpe haciendo que Jane y yo nos sobresaltaramos.


- Ah, hola Jane. - mi madre miró seria a Jane, ni siquiera podía finjir con ella. Mi madre pensaba que Jane era un mal ejemplo, y la verdad es que ella no le había dado motivos, pero supongo que lo hacía por molestar.


- Hola señora Williams - Jane sonrió.


- _______ ¿Fuiste a descambiar lo que te pedí?


- No, aun no - mordí mi labio.


- Pues ya estás tardando - cerró la puerta y Jane me miró.


- A veces pienso que tu madre necesita una buena follada - solté una carcajada - En serio, no te rias. ¿Tu padre le da bien?


- Jane, no lo se - me levanté de la cama - Si lo hacen, es cuando estoy dormida - abrí el armario y saqué una camiseta negra de mangas largas. - Y gracias a dios que no he escuchado nunca nada. Eso sería repulsivo - hice una mueca al imaginarmelo.


- El sexo no es repulsivo.


- No me refiero al sexo, me refiero a la imagen de mi padre y mi madre...ugh


- Si, eso si. ¿Donde tienes que ir?


- Mi hermana se compró un vestido el otro día y le queda pequeño, ella pensó que su culo entraría en la talla pequeña, pero no. Así que tengo que ir a descambiarlo por otra talla más.


- La verdad es que tu hermana tiene un gran - hizo señas con sus manos - trasero.


- Lo se - me puse unos pantalones vaqueros ajustados.


- ¿Que vas a hacer con la carrera? - me encogí de hombros y cogí mis botas negras con un poco de tacón, el suficiente para parecer un poco más alta. - ¿Aún no hablaste con tu madre?


- ¿Piensas que se puede hablar con ella? - negué con la cabeza. - Creo que hablaré con mi padre, aunque ya este año no podría hacer nada, tendría que cambiarme el año que viene.


- No si te metes en un curso privado - ella cogió mi bolso mientras yo me ponía una chaqueta.


- Eso es cierto, aunque también me gustaría estudiar sexología - admití.


- ¿Sexología? - ella me miró sorprendida. - Vaya - cogí mi bolso - Creo que dentro de tí hay una tigresa que ruge por ser sacada - ella hizo un gesto con su mano y reí. - Y yo pensé que te asustaba todo eso del sexo.


- Para nada - negué con la cabeza -Sería mi trabajo ideal, en un despacho - salí de la habitación - escuchando los problemas sexuales de la gente y ayudandolos - me miré el maquillaje en el espejo de la entrada. 


- Y si algun paciente está bueno tirartelo. - reí y cogí la bolsa con el vestido asegurandome que estaba el ticket.





Aparqué en el garage del centro comercial. Me colgué el bolso y me dirigí a las escaleras mecánicas con la bolsa del vestido en la mano. La gente iba de un lado a otro mirando los escaparates. Miré en la bolsa el logo de la tienda y la busqué entre las tiendas que allí había hasta que la encontré.
Busqué entre las distintas perchas de ropa, buscando un vestido negro igual que el de mi bolsa. Pasé de perchas hasta que lo encontré. Cogí una talla más y lo puse en mi brazo mientras seguía viendo la ropa. Ya que estaba aquí, aprovecharía. 


Seguí buscando entre las perchas y cogí un vestido plateado oscuro.
-Creo que eso te quedaría muy bien - me sobresalté y vi a Justin allí.


- Que susto - puse una mano en mi corazón.


- Lo siento - sonrió abiertamente.


- ¿Me estás siguiendo? - alcé una ceja, colgué de nuevo el vestido y me giré para seguir viendo la ropa.


- La verdad es que no - me giré mientras andaba y sonreí. 


Me paré a ver unas camisetas- ¿Crees que te sigo?


- ¿Que haces aquí entonces? - lo miré. 


- Acompañando a un amigo - metio las manos en su bolsillo e hizo una seña. Vi a un moreno mirando dos vestidos confuso. 


-Oh, bien.


-¿Y tú? - me siguió.


- Mirando - me encogí de hombros.


- ¿Te llevarás el vestido? - dijo señalando el vestido negro que estaba en mi brazo.


- Si.


- ¿No es muy grande para ti? - lo cogió y lo observó. 


- No es para mi. - él me lo dio.


- Tio, no se cual coger - escuché al chico moreno, que se encontraba detrás de Justin. Este se giró y vi que el chico tenía dos vestidos en la mano. Uno rojo de lentejuelas y uno negro con unas aberturas en los costados. - Y tampoco se si será de su ta... - me miró. - Hola, ¿Podrías ayudarme? - sonó desesperado.


- Claro.


- ¿Puedes ponerte el vestido por encima? Mi novia es casi como tú. - le di el vestido a Justin, la bolsa y mi bolso. Me puse el vestido por encima, y el chico ajustó el vestido a los lados de mi cuerpo para ver el ancho. - ¿Crees que le quedará bien a Rachel? 


- No lo se - dijo Justin - Creo que si. 


- Bien, muchas gracias linda - le devolví el vestido.


- No hay de que - cogí mis cosas.


- ¿_____? - escuché la voz de mi hermana y suspiré pesadamente.


- ¿Si? - me giré.


- Vine porque al final cambiaré el vestido por otro - dijo mirando a Justin y a su amigo. - ¿No vas a presentarme? - una sonrisa tiró de la comisura de sus labios enseñando su perfecta y blanca dentadura. 


- Justin - dije señalandolo.


- Hola, soy Ashley - mi hermana besó su mejilla.


- Y a él no lo conozco - señalé al amigo de Justin.


- Soy Michael - se acercó a mi hermana para besar su mejilla.


- ¿Y que hacíais aquí chicos? - ni que decir que ellos ya la habían escaneado de arriba abajo. 


- Venia a por un vestido - Michael se lo enseñó. 


- Y... ¿De que conoceis a mi hermana? - mi corazón bombeó rápido en mi pecho y miré a Justin, que me estaba mirando. Miré hacia otro lado.


- Es compañero de Robert, en la universidad - mentí. Mi hermana asintió lentamente. 


- Bien, ¿Compramos esto y nos tomamos un café? - sugirió Ashley.


- Claro - Justin sonrió y pensé si en mi hermana tendría el mismo efecto. Mi hermana pasó por su lado meneando su gran culo y ellos la siguieron como si fueran  abejas en busca de miel. Volví a suspirar y salí de la tienda. 


Lo peor de que mi hermana viniera conmigo a los sitios, es que yo siempre quedaba en un segundo plano, y la verdad, es que no es una sensación agradable. Estar a su lado me hacía sentir inferior, y no solo por la altura.
Bajé por las escaleras mecánicas sintiendome realmente triste por lo sucedido. 


Me ponía triste no poder competir contra ella. Lo tenía todo y a todos. Estando ella ¿Quien iba a darse cuenta de que yo estaba ahí?
Me subí en el coche y puse las manos en el volante cerrando los ojos para intentar alejar mis malos sentimientos y no echarme a llorar.
La puerta del copiloto abrirse hizo que abriera mis ojos sobresaltada. Justin se montó y cerró la puerta. 



- ¿Quieres dejar de asustarme?


- Oh, lo siento, no sabía que eras tan asustadiza - se encogió de hombros.


- ¿Que haces aquí? - él se puso el cinturón.


- Esperando que me lleves a nuestra tercera cita - lo miré entrecerrando los ojos sin comprender. ¿Me estaba tomando el pelo?


- Vamos, no tengo poderes psíquicos, no puedo mover el coche a no ser que tu arranques. 


Sacudí mi cabeza y no pude evitar sonreir. Giré la llave de contacto arrancando el coche. - ¿Y Michael?


- Creo que él sabra llegar a casa solo - miré hacia atrás para ver si venía algún coche. - No vienen, puedes salir - asentí y di marcha atrás. - ¿Eres buena conductora? ¿O tengo que empezar a temer por mi vida?


- Claro que no - me ofendí. - Soy una buena conductora.


- Ya veremos - Justin encendió la radio y pasó de emisoras. ¿Que había pasado con mi hermana? ¿Él había rechazado su invitación para venirse conmigo? Mordí mi labio intentando no sonreir. - Esta - dijo cuando al fin encontró una cadena. 


La canción de Drake Find your love empezó a sonar. Si hubiera estado sola en el coche me hubiera puesto a cantar en voz alta, pero no quería asustar a Justin. Esta era una de esas canciones que sientes tanto que necesitas cantar a todo volumen. 


Justin empezó a cantar para si mismo la canción mientras miraba por la ventana. Dejé de mirarlo de reojo.  Aún iba por la calle del centro comercial, menos mal que Justin no se había dado cuenta que me había perdido en el parking... Y si se dio cuenta, no dijo nada. 




- Vas a darle al coche de adelante.¿Porqué te pegas tanto?... Te has saltado un stop... ¿Por qué vas tan lento? Parece que va conduciendo mi abuela... Deberías de haber puesto el intermitente despu...


- ¡Calla! ¡Me tienes nerviosa! - dije apunto de un ataque de nervios. - ¡No puedo concentrarme si tengo a pepito grillo al lado! - Justin rió.
- Supongo que lo siento.


- Supones - murmuré mientras intentaba aparcar.


- Si le das haci...


- Shh, que me desconcentro - dije mirando por el espejo retrovisor. 


- Per...


- Nada - ¿Quien me habia mandado a aparcar en un sitio tan pequeño? 


- ¿Quieres que aparque yo? 


- ¿Bromeas? - terminé de aparcar - Listo, vamos.


- ¿Donde me has traido? - se bajó del coche. - Oh, ¿Te gusta patinar? - me preguntó.


- No se patinar, te traje porque cuando oscurece - miré el cielo - que ya queda poco, el parque se alumbra, y es realmente bonito. 


- Yo puedo enseñarte a patinar, jugué a hockey cuando era niño.


- Te lo agradezco, pero resbaladizo y ______ no es algo que vayan en la misma frase. 


- ¿Eres patosa? 


- Bastan...- me tropecé y Justin me cogió del codo para que no perdiera la estabilidad. - ...te - terminé la palabra.


- Ya veo - me observó - Pero podríamos probar, vamos - cogió mi mano y me puse nerviosa. Era la primer vez que un chico me cogía de la mano. Sin contar a Robert o mi padre.


Esperé nerviosa a que Justin alquilara los patines. Cuando se acercó a mí, nos dirigimos a un banco, donde nos quitamos los zapatos y los cambiamos por los patines.  - Ni siquiera se ponerme esto - dije desesperada dejando los cordones.

- Te ayudo - él se agachó frente a mi, ya con sus patines puestos y me puso los cordones. - ¿Está bien apretado? - me miró.

- Si - dije moviendo el pie.

-Venga, vamos - lo miré insegura de ponerme de pie. Él me tendió sus manos y dudosa las acepté. Caminé como un verdadero pingüino hacia la pista. Me agarré a la valla y lo miré.

- Tengo miedo de caerme, no se patinar.

- Bueno, si nunca lo intentas, no lo sabrás, vamos, nunca hay una subida si no hay una caida. Para hacer algo, primero tienes que intentarlo, y si te caes en el intento, siempre tienes la opción de levantarte, así que venga - tiró un poco de mí y mi pie se deslizó en el hielo.

- Prometeme que no me soltarás. - dije aún agarrada a la valla.

- Prometo que no te soltaré - me sonrió y mordí mi labio insegura. Respiré hondo y me solté de la valla, me deslicé y Justin cogió mi otra mano. - Bien, solo tienes que mantener el equilibrio. ¿Podrás hacerlo?

- Lo intentaré. - él cogió una de mis manos y con la otra me agarré a la barra de metal para mantenerme en pie, lo único que intentaba era no abrirme de piernas.

- ¿Patinaras junto a la barra todo el tiempo?

- Mmmmm... ¿Si? - Justin negó con la cabeza.




- Venga, ven hacia mi. - se puso a unos metros de distancia y abrió sus brazos, como un padre esperando a coger a su hijo cuando diera sus primeros pasos.

- Está bien- me solté de la barra y me deslicé lo mejor que pude, como si estuviera haciendolo con patines normales, aunque esto era más dificil. Agarré los antebrazos de Justin y sonreí cuando me di cuenta que lo había conseguido. - ¡Lo conseguí! - le dije emocionada.

- Si pequeña pingüina, lo hiciste - fruncí el ceño.

- ¿Como me llamaste?

- Pequeña pingüina, vamos a salir de aquí - se soltó de mi agarre y me esquivó para patinar hacia la salida.

- ¡No me dejes aquí! - dije sin moverme.

- ¡Puedes hacerlo, solo confía en tí! - salió y se sentó en el banco a quitarse los zapatos.

Maldije una y otra vez mientras iba dando pequeños pasitos deslizantes, hasta que mi pie izquierdo resbaló más de la cuenta y perdí el equilibrio haciendo que mi trasero golpeara en el hielo.

Escuché una sonora carcajada y lo miré mal para después sonreir y negar con la cabeza. Él volvió a la pista y me tendió sus manos. Las cogí y me impulsó hacia arriba poniendome de pie.
Cogió una de mis manos y salimos, por fin, de la pista de patinaje.



- ¡Deja de reirte! - le di un leve empujón en su hombro.

- Lo siento, no puedo evitarlo, debería haber grabado tu caida. - rodé los ojos.

- Como no dejes de reirte, te dejaré en tierra - lo amenacé.

- ¿Es una amenaza? - lo miré y alzó una ceja.

- Puedes verlo como quieras - sonreí. Abrí el coche y froté mis manos para entrar en calor. Justin se montó en el asiento del copiloto y puse la calefacción. - Ahora, es importante que no me molestes mientras conduzco, no me gustaría tener que echarte del coche.

- Está bien, no diré nada - volvió a poner la radio - O por lo menos lo intentaré.

- ¿Te dejo en el centro comercial?

- Si - Justin empezó a cambiar de cadenas de nuevo, supongo que buscando alguna canción que le gustara.

- Deja esta - dije antes de que pasara. Justin separó su dedo del botón y disfruté de Show me love (America) de The wanted.
Golpeé el volante al ritmo de la canción mientras giraba en la esquina del centro comercial. 

- ¿Donde te dejo? - le pregunté.


- Mi coche está allí - señaló un poco más adelante y me puse en doble fila para que él pudiera bajar. 

-Espero que la próxima vez que nos veamos hayas mejorado tus dotes de patinaje. 

-Claro, estaré practicando - le sonreí. 

- ¿Nos vemos pronto? - se quitó el cinturón. 

-Si sigues acosandome así, creo que sí. - él me miró y una sonrisa tiró de la comisura de sus labios. Se acercó a mi, puso sus dedos sujetando mi mentón y juntó sus labios con los mios en un casto beso. 

-Hasta pronto pequeña pingüino - salió del coche y cerró la puerta. Lamí mis labios y sonreí nerviosa. 


Saqué las llaves de mi bolso pero no me dio tiempo a meterlas en la cerradura cuando la puerta se abrió dejando ver a mi madre, muy enfadada, otra vez. ¿Que había hecho ahora? 

-¿Que pasa? - ella me dejó pasar. 

-¿Con quien has estado? - cerró la puerta y se cruzó de brazos. 




Twitter : @desirealba / @desirefanfic #Breathe

sábado, 7 de diciembre de 2013

Capitulo 3








"No suelo dar mi nombre en la segunda cita"


El chico se sentó delante de mí, fue a hablar pero alguien lo interrumpió. - Hola - dijo una mujer. La miré. Su pelo castaño estaba recogido en una coleta alta, sus ojos azules expresaban alegría y tenía una gran sonrisa en el rostro. - ¿Y esta chica? - sonrió la mujer hacia mi. 

- Una amiga, mamá - rodó los ojos.

- Encantada, soy Pattie - nos dimos la mano.

- _______ un placer - le sonreí.

- ¿Que os pongo? 

- ¿Café con leche? - Blezzie me miró alzando una ceja y asentí. - Pon dos.

- Bien - su madre nos sonrió para después irse y lo miré.

- Así que… _______ - juntó las manos encima de la mesa y me miró.

- Si - me quité el gorro y lo guardé en el bolso. 

- ¿Por qué anónimo? - me preguntó mientras me quitaba mi abrigo.

- ¿Por qué iba a darte mi nombre? - puse mi abrigo en el respaldo de la silla y me quité la bufanda dejandola en mi regazo junto con mi bolso. 

- ¿Quizas porque te ayude? - me encogí de hombros. 

- Tu tampoco me diste el tuyo - él se echó hacia atrás apoyandose en el respaldo de la silla.

- Bueno, ¿Por qué iba a dartelo?

- Eso no es justo. - sonreí.

- Tienes una hermosa sonrisa, ¿Por qué ibas a querer acabar con tu vida? - me puse nerviosa ante su pregunta.

" Llegué cansada de la universidad. Hoy había sido un día horrible, como todos. Jane y Robert no estaban en la misma universidad, así que estaba sola, y cuando digo sola es que todo el mundo se alejaba de mi y me miraba como si fuera un bicho raro. Ni siquiera me gustaba lo que estaba estudiando. 

Llegaba tarde a casa, lo sabía, pero había preferido quedarme en la biblioteca haciendo un trabajo. Saqué las llaves de casa y cuando fui a abrir la puerta esta se abrió dejando ver a mi madre muy cabreada. Tiró de mi brazo hacia dentro y tropecé. 

- Te dije que volvieras temprano a casa - murmuró con los dientes apretados. 

- Estaba en la biblioteca - me solté se su agarre y le contesté en  el mismo tono. 

- No me importa, sube arriba y cambiate, está aquí Harry - dijo refiriendose al novio de mi hermana. La ignoré y me asomé al salón. 

- Hola Harry - sonreí. 

- Hey ______ - me sonrió abiertamente y se levantó del sofá para venir a saludarme. Le di un beso en la mejilla. - ¿Como te va?

- Bien, ¿Y a ti? 

- Bien, emocionado porque es el último año de carrera. 

- Me imagino - sonreí. Harry aparte de ser simpático conmigo, cosa que le agradecía de todo corazón, era guapo. 

- ¿_______ puedes terminar de poner la mesa? - dijo mi madre ahora con voz dulce desde la cocina.

- Voy - me dirigí a la cocina mientras que mi hermana y Harry se sentaban en la mesa. 

- Llevate la jarra del agua - asentí y la cogí con cuidado de no caerla. Cuando iba llegando a la mesa me tropecé con la alfombra. Caí de rodillas al suelo y escuché un grito de mi hermana. Levanté mi mirada y vi a Harry mojado. Me levanté. 

- Oh dios, lo siento Harry - me disculpé. 

- No te preocupes _______ - me sonrió.

- ¿¡Pero que has hecho?! - gritó mi madre. - Ashley dale a Harry algo de ropa. 

- Ven cariño - suspiró mi hermana y me miró muy enfadada. Cuando ellos desaparecieron por las escaleras tragué saliva duramente y miré a mi madre.

- Me tropecé - murmuré.

- ¿Te tropezaste? ¿Por que tuve una hija tan patosa? - Miró hacia arriba - eres un desastre, debería de haber abortado cuando tuve oportunidad, siempre te encargas de arruinar todo. Pensé que ya habias superado los celos que le tienes a tu hermana, admítelo, nunca podrás ser como ella. - el aire se quedó atrapado en mi garganta y lágrimas amenazaron con salir. - Y ya puedes secar la alfombra - se giró y subió las escaleras. Mi labio inferior tembló. 

" Deberías desaparecer, nadie te echaría en falta" recordé lo que me dijo mi hermana hace unos días, y tenía razón. Cogí mi abrigo y salí corriendo de casa "


Volví a la realidad y me di cuenta de que Blezzie me estaba mirando esperando mi respuesta.
Lamí mis labios y decidí encogerme de hombros. Él alzó una ceja - ¿Solo vas a encogerte de hombros?

- Lo que me llevó a esa situación no es asunto tuyo. - él me miró fijamente.

- Aquí teneis chicos - Pattie puso los cafés en la mesa.

- Gracias - la miré y le di media sonrisa. Ella se marchó y volví mi vista a Blezzie, que seguía mirandome. No tenía que haber sido tan borde con él. Él me había ayudado, me había invitado a un chocolate caliente y me había hecho reir, pero no iba a contarle lo que me pasaba. - Lo siento, no debí haberte hablado así.

- No, no lo sientas, tienes razón - se puso bien y echó su sobre de azúcar en el café y yo lo imité. 

- No me dijiste tu edad - dije removiendo mi café. 

- Veinte. - asentí. 

- ¿No me dirás tu nombre?

- No - mordí mi labio.

- No suelo tomar café con desconocidos.

-No soy un desconocido, te recuerdo que tomamos chocolate caliente el otro día. 

-Ninguno sabíamos el nombre del otro. - me quedé mirandolo y sonrió. Apoyó sus brazos en la mesa y me miró. Miré atentamente sus ojos y un escalofrío me recorrió. 

- No suelo dar mi nombre en la segunda cita - alcé una ceja mirandolo raro para después reír negando con la cabeza. 

-¿Segunda cita?

- Sí - bebió de su café - Cuando nos conocimos fue nuestra primera cita. 

- Eso no fue una cita, ni siquiera esto lo es - dije sin poder borrar una sonrisa de mi rostro. 

-¿Ah no? - bebí un poco de café y después negué con la cabeza. - ¿Entonces que estamos haciendo aquí?

-¿Tomar café?

-Si, buen punto, no me había dado cuenta.

-¡Justin! - una chica morena con el pelo largo y liso se paró al lado de Blezzie. Ella venía agitada. - Es Michael, se ha metido en problemas. - Ella se veía realmente preocupada.  Blezzie, o mejor dicho, Justin se levantó y sacó algo de su bolsillo, lo dejó sobre la mesa y salió de la cafetería corriendo con esa chica. Me fijé en lo que había dejado encima de la mesa y me di cuenta que había dejado dinero. Suspiré. Vi su café sin acabar al otro lado de la mesa. Puse mi café a un lado y saqué de mi bolso mi libro, Hush, Hush. Busqué la página marcada y empecé a leer por donde lo dejé la noche anterior.

Cuando terminé de beber mi café miré de nuevo el café de Justin. Él no iba a venir. - ¿Has terminado cielo? - miré a Pattie y le sonreí. 

- Si - saqué mi monedero y pagué los dos cafés. - Dele esto a Justin - le di el dinero que él había dejado sobre la mesa y ella asintió. 

- Ten cuidado, ya está anocheciendo. 

- Lo tendré, adiós - me terminé de poner mi bufanda y salí. Me encogí, ahora hacía más frío. Miré a ambos lados de la carretera y crucé. Saqué de mi bolso mis auriculares y mi móvil y me los puse. Seleccioné mi lista de reproducción y lo puse en modo aleatorio. La cancion de Little Mix - Little me sonó en mis oidos. Fijé mejor mi vista y vi que estaba nevando. Saqué mi cámara y volví a entrar en el parque de antes.

Encendí mi cámara y miré sonriendo a mi alrededor. Eché una foto al parque, alumbrado por las farolas. La nieve se veía caer y era realmente bonito.

Caminé con la cámara en mi mano y pensé en lo que Justin me había dicho. ¿Cita? Este chico tenía que estar tomandome el pelo. Sonreí al recordarlo. Su pelo rubio, su nariz puntiaguda, sus ojos color miel… Y tenía veinte, no era uno de los chicos que acostumbraba a ver. 
Vi un banco y quité con mi mano la nieve de él para después sentarme , no tenía ganas de llegar a casa.

Guardé la cámara en el bolso y me puse los guantes. Froté mis manos y decidí levantarme. 

- Hey - escuché por encima de la música. Me quité los auriculares y miré hacia atrás para ver a Justin acercarse a mi. - Te fuiste.

- Si, iba a ir a casa - lamí mis labios secos debido al frío.

- Ven, te llevaré - me hizo una seña.

- No, no hace falta, ya has hecho demasiado por mi, además, tengo el billete del tranvía ida y vuelta.

- Te lo digo en serio, te llevo.

- Te dije que no hace falta - le sonreí. Justin miró más allá de mí, escuché unas risas por lo que tambien miré hacia atrás. Un grupo de chicos, nada fuera de lo normal.

- Salgamos de aquí - puso una mano en mi codo y practicamente me arrastró a su lado. - Voy a llevarte, quieras o no.

- ¿Por qué? - pregunté cuando salimos del parque.

- ¿Por que qué?

- ¿Por qué te preocupas por mi? - Justin frunció su ceño y me soltó.

- No me preocupo por ti, solo quería ser amable - se encogió de hombros.

Auch, acabas de meter la pata _______.  No dije nada. Él abrió su coche y me metí en el lado del copiloto. Me puse el cinturón y dejé el bolso encima de mis piernas.

Él arrancó y suspiré. Lo miré mientras conducía y admiré su perfil. - ¿Quieres una foto? - alzó una ceja y me miró de reojo. Me sonrojé y miré hacia abajo.

- ¿Puedo echarte una? - mordí mi labio esperando alguna clase de burla de su parte. Pero escuché una sonora carcajada y lo miré.

- Claro que puedes. - Mi corazón bombeó con fuerza y saqué la cámara de mi bolso. La encendí y apunté hacia él. - ¿Como me pongo? - me sonrió interesante.

- Ponte como estabas antes - él miró hacia el frente e intentó aguantar una sonrisa pero sonrió. Saqué la foto y después la miré sonriente.

- ¿He salido bien? - preguntó.

- Si. - me pregunto si él saldrá mal en alguna foto. - ¿Te acuerdas por donde vivo?

- Si - Justin entró en nuestra calle y aparcó frente a mi casa. Ya era de noche por lo que las farolas estaban encendidas, al igual que la luz del porche. Me di cuenta de que mi hermana salía de casa en un vestido muy ajustado, una chaqueta y unos tacones de infarto. Que frío. Ella miró extraña el coche. Miré a Justin y vi que estaba mirando a mi hermana. Hay que decir que mi hermana tenía 22 años y tenía cuerpo de mujer. Alta, delgada, pelo rubio por la cintura... No iba a decir que la veía guapa porque no era así, o por lo menos para mi. Ya que todos babeaban por ella, incluidos Robert y ahora Justin, que la miraba de arriba abajo.

- Gracias por traerme - abrí la puerta del coche.

- ¿No me vas a dar nada a cambio? - esta vez dirigió su vista a mi.

- Oh si, cierto - metí mi mano en el bolsillo, saqué un caramelo y se lo di. Justin miró su mano extrañado. - Disfruta - le guiñé un ojo y salí del coche escuchando a Justin reir entre dientes.

- Adios _______.

- Adiós - cerré la puerta y caminé hacia la puerta de casa, pero mi hermana cerró la puerta de su coche y corrió como pudo hacia mi cogiendome del brazo. 

- ¿Quien es ese? - me preguntó. Escuché el coche de Justin alejarse.

- Nadie - me solté de su agarre.

- Le diré a mamá.

- Como quieras - me encogí de hombros y me apresuré a entrar en casa, necesitaba ver la foto que le había hecho en el ordenador.



Twitter: @desirealba / @desirefanfic #Breathe