Breathe

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jueves, 12 de diciembre de 2013

Capitulo 4





"Hasta pronto pequeña pingüina"

Observé maravillada la imagen que le había sacado a Justin. Él era muy atractivo. Cerré la pantalla del ordenador cuando llamaron a la puerta. - ¿Puedo? - Jane apareció asomando su cabeza.

-Claro, ¿Que haces aquí? - me levanté de la cama y fui a saludarla.


- ¿Es que no puedo venir a ver a mi mejor amiga? - sonrió abiertamente.


-¿Que quieres? - alcé una ceja y la miré mientras cerraba la puerta. 


- ¿Por qué tengo que querer algo? - dijo inocente.


- Vamos, sueltalo - me crucé de brazos.


- Bueno vale - rodó los ojos - Quiero que me enseñes al chico guapo que conociste el otro día. - reí y negué con la cabeza. Me dirigí a la cama y me senté en ella, Jane se puso frente a mi sentada en el borde esperando.
Pulsé en la foto y Justin apareció en toda la pantalla. Giré el portatil y ella se acercó a la pantalla para después abrir su boca en forma de O. - Oh jo.der, no exagerabas cuando me dijiste que era guapo. - volvió a mirarlo - Creo que me he enamorado - puso las manos en su corazón. 


Reí - Yo pensé lo mismo cuando lo vi.


- ¿Está bueno? - sonreí y me encogí de hombros. - Oh venga ya.


- Lo vi con chaqueta, no lo se. Pero tiene que estarlo - mordí mi labio. 


- ¿Es simpático? - asentí.


- Me dijo que tenía una hermosa sonrisa - intenté no sonreir, pero era imposible.


- ¡Te estás poniendo roja! - me señaló y tapé mi cara con un cojín. - Nunca te habia visto así por un chico, esto es realmente increible.¿Tienes su teléfono?


- No - bajé el cojín.


- ¿Por qué no se lo pediste?


- ¿Estás bromeando? ¿Y si me dice que no? - negué con la cabeza 

imaginandome lo incómodo que sería esa situación.

- ¿Entonces? ¿Cuando volverás a verlo? - ella cogió uno de
 mis peluches y lo puso en su regazo.

- No lo sé, que lo encontré allí fue solo casualidad - miré la foto.

- Yo diría que fue el destino - la miré y ella me miró. - Oh venga, ¿No piensas eso?


- La verdad es que no. ¿Como voy a pensar eso? Yo ni siquiera soy lo suficientemente buena para él - puse el cojín a un lado sabiendo que esta conversación lo que iba a hacer era deprimirme.


- ¿Y por qué no? - ella frunció su ceño y metió un mechón de pelo detrás de su oreja.


- Primero - levanté un dedo - no se si tiene novia - ella asintió dandome la razón - Segundo - levanté otro dedo - él tiene veinte, si no tiene novia no creo que busque a una niña de dieciocho. - Jane hizo una mueca - Y tercero, naturalmente no soy su tipo, él escaneó a mi hermana de arriba abajo el otro dia - terminé.


- Bueno... Creo que tienes razón en todo lo que has dicho, aunque igual, nunca se sabe - rodé los ojos y sonreí. - Supongo que debes de confiar más en ti misma, a los chicos no les gusta que no confiemos en nosotras. - alcé una ceja - Me lo dijo Kevin cuando rompimos - se encogió de hombros.


- Entonces creo que empezaré a comprar gatos por mi cumpleaños.


- ¡No seas tan negativa! - rió y me tiró un cojín. - Además, los gatos huelen mal.


- Bueno, si nos ponemos así, todos huelen mal. Además, yo quiero un gatito de estos pequeños que vemos en las fotos de we heart it. 


- Ay si - ella sonrió - Son tan tiernos. Un día nos ... - la puerta se abrió de golpe haciendo que Jane y yo nos sobresaltaramos.


- Ah, hola Jane. - mi madre miró seria a Jane, ni siquiera podía finjir con ella. Mi madre pensaba que Jane era un mal ejemplo, y la verdad es que ella no le había dado motivos, pero supongo que lo hacía por molestar.


- Hola señora Williams - Jane sonrió.


- _______ ¿Fuiste a descambiar lo que te pedí?


- No, aun no - mordí mi labio.


- Pues ya estás tardando - cerró la puerta y Jane me miró.


- A veces pienso que tu madre necesita una buena follada - solté una carcajada - En serio, no te rias. ¿Tu padre le da bien?


- Jane, no lo se - me levanté de la cama - Si lo hacen, es cuando estoy dormida - abrí el armario y saqué una camiseta negra de mangas largas. - Y gracias a dios que no he escuchado nunca nada. Eso sería repulsivo - hice una mueca al imaginarmelo.


- El sexo no es repulsivo.


- No me refiero al sexo, me refiero a la imagen de mi padre y mi madre...ugh


- Si, eso si. ¿Donde tienes que ir?


- Mi hermana se compró un vestido el otro día y le queda pequeño, ella pensó que su culo entraría en la talla pequeña, pero no. Así que tengo que ir a descambiarlo por otra talla más.


- La verdad es que tu hermana tiene un gran - hizo señas con sus manos - trasero.


- Lo se - me puse unos pantalones vaqueros ajustados.


- ¿Que vas a hacer con la carrera? - me encogí de hombros y cogí mis botas negras con un poco de tacón, el suficiente para parecer un poco más alta. - ¿Aún no hablaste con tu madre?


- ¿Piensas que se puede hablar con ella? - negué con la cabeza. - Creo que hablaré con mi padre, aunque ya este año no podría hacer nada, tendría que cambiarme el año que viene.


- No si te metes en un curso privado - ella cogió mi bolso mientras yo me ponía una chaqueta.


- Eso es cierto, aunque también me gustaría estudiar sexología - admití.


- ¿Sexología? - ella me miró sorprendida. - Vaya - cogí mi bolso - Creo que dentro de tí hay una tigresa que ruge por ser sacada - ella hizo un gesto con su mano y reí. - Y yo pensé que te asustaba todo eso del sexo.


- Para nada - negué con la cabeza -Sería mi trabajo ideal, en un despacho - salí de la habitación - escuchando los problemas sexuales de la gente y ayudandolos - me miré el maquillaje en el espejo de la entrada. 


- Y si algun paciente está bueno tirartelo. - reí y cogí la bolsa con el vestido asegurandome que estaba el ticket.





Aparqué en el garage del centro comercial. Me colgué el bolso y me dirigí a las escaleras mecánicas con la bolsa del vestido en la mano. La gente iba de un lado a otro mirando los escaparates. Miré en la bolsa el logo de la tienda y la busqué entre las tiendas que allí había hasta que la encontré.
Busqué entre las distintas perchas de ropa, buscando un vestido negro igual que el de mi bolsa. Pasé de perchas hasta que lo encontré. Cogí una talla más y lo puse en mi brazo mientras seguía viendo la ropa. Ya que estaba aquí, aprovecharía. 


Seguí buscando entre las perchas y cogí un vestido plateado oscuro.
-Creo que eso te quedaría muy bien - me sobresalté y vi a Justin allí.


- Que susto - puse una mano en mi corazón.


- Lo siento - sonrió abiertamente.


- ¿Me estás siguiendo? - alcé una ceja, colgué de nuevo el vestido y me giré para seguir viendo la ropa.


- La verdad es que no - me giré mientras andaba y sonreí. 


Me paré a ver unas camisetas- ¿Crees que te sigo?


- ¿Que haces aquí entonces? - lo miré. 


- Acompañando a un amigo - metio las manos en su bolsillo e hizo una seña. Vi a un moreno mirando dos vestidos confuso. 


-Oh, bien.


-¿Y tú? - me siguió.


- Mirando - me encogí de hombros.


- ¿Te llevarás el vestido? - dijo señalando el vestido negro que estaba en mi brazo.


- Si.


- ¿No es muy grande para ti? - lo cogió y lo observó. 


- No es para mi. - él me lo dio.


- Tio, no se cual coger - escuché al chico moreno, que se encontraba detrás de Justin. Este se giró y vi que el chico tenía dos vestidos en la mano. Uno rojo de lentejuelas y uno negro con unas aberturas en los costados. - Y tampoco se si será de su ta... - me miró. - Hola, ¿Podrías ayudarme? - sonó desesperado.


- Claro.


- ¿Puedes ponerte el vestido por encima? Mi novia es casi como tú. - le di el vestido a Justin, la bolsa y mi bolso. Me puse el vestido por encima, y el chico ajustó el vestido a los lados de mi cuerpo para ver el ancho. - ¿Crees que le quedará bien a Rachel? 


- No lo se - dijo Justin - Creo que si. 


- Bien, muchas gracias linda - le devolví el vestido.


- No hay de que - cogí mis cosas.


- ¿_____? - escuché la voz de mi hermana y suspiré pesadamente.


- ¿Si? - me giré.


- Vine porque al final cambiaré el vestido por otro - dijo mirando a Justin y a su amigo. - ¿No vas a presentarme? - una sonrisa tiró de la comisura de sus labios enseñando su perfecta y blanca dentadura. 


- Justin - dije señalandolo.


- Hola, soy Ashley - mi hermana besó su mejilla.


- Y a él no lo conozco - señalé al amigo de Justin.


- Soy Michael - se acercó a mi hermana para besar su mejilla.


- ¿Y que hacíais aquí chicos? - ni que decir que ellos ya la habían escaneado de arriba abajo. 


- Venia a por un vestido - Michael se lo enseñó. 


- Y... ¿De que conoceis a mi hermana? - mi corazón bombeó rápido en mi pecho y miré a Justin, que me estaba mirando. Miré hacia otro lado.


- Es compañero de Robert, en la universidad - mentí. Mi hermana asintió lentamente. 


- Bien, ¿Compramos esto y nos tomamos un café? - sugirió Ashley.


- Claro - Justin sonrió y pensé si en mi hermana tendría el mismo efecto. Mi hermana pasó por su lado meneando su gran culo y ellos la siguieron como si fueran  abejas en busca de miel. Volví a suspirar y salí de la tienda. 


Lo peor de que mi hermana viniera conmigo a los sitios, es que yo siempre quedaba en un segundo plano, y la verdad, es que no es una sensación agradable. Estar a su lado me hacía sentir inferior, y no solo por la altura.
Bajé por las escaleras mecánicas sintiendome realmente triste por lo sucedido. 


Me ponía triste no poder competir contra ella. Lo tenía todo y a todos. Estando ella ¿Quien iba a darse cuenta de que yo estaba ahí?
Me subí en el coche y puse las manos en el volante cerrando los ojos para intentar alejar mis malos sentimientos y no echarme a llorar.
La puerta del copiloto abrirse hizo que abriera mis ojos sobresaltada. Justin se montó y cerró la puerta. 



- ¿Quieres dejar de asustarme?


- Oh, lo siento, no sabía que eras tan asustadiza - se encogió de hombros.


- ¿Que haces aquí? - él se puso el cinturón.


- Esperando que me lleves a nuestra tercera cita - lo miré entrecerrando los ojos sin comprender. ¿Me estaba tomando el pelo?


- Vamos, no tengo poderes psíquicos, no puedo mover el coche a no ser que tu arranques. 


Sacudí mi cabeza y no pude evitar sonreir. Giré la llave de contacto arrancando el coche. - ¿Y Michael?


- Creo que él sabra llegar a casa solo - miré hacia atrás para ver si venía algún coche. - No vienen, puedes salir - asentí y di marcha atrás. - ¿Eres buena conductora? ¿O tengo que empezar a temer por mi vida?


- Claro que no - me ofendí. - Soy una buena conductora.


- Ya veremos - Justin encendió la radio y pasó de emisoras. ¿Que había pasado con mi hermana? ¿Él había rechazado su invitación para venirse conmigo? Mordí mi labio intentando no sonreir. - Esta - dijo cuando al fin encontró una cadena. 


La canción de Drake Find your love empezó a sonar. Si hubiera estado sola en el coche me hubiera puesto a cantar en voz alta, pero no quería asustar a Justin. Esta era una de esas canciones que sientes tanto que necesitas cantar a todo volumen. 


Justin empezó a cantar para si mismo la canción mientras miraba por la ventana. Dejé de mirarlo de reojo.  Aún iba por la calle del centro comercial, menos mal que Justin no se había dado cuenta que me había perdido en el parking... Y si se dio cuenta, no dijo nada. 




- Vas a darle al coche de adelante.¿Porqué te pegas tanto?... Te has saltado un stop... ¿Por qué vas tan lento? Parece que va conduciendo mi abuela... Deberías de haber puesto el intermitente despu...


- ¡Calla! ¡Me tienes nerviosa! - dije apunto de un ataque de nervios. - ¡No puedo concentrarme si tengo a pepito grillo al lado! - Justin rió.
- Supongo que lo siento.


- Supones - murmuré mientras intentaba aparcar.


- Si le das haci...


- Shh, que me desconcentro - dije mirando por el espejo retrovisor. 


- Per...


- Nada - ¿Quien me habia mandado a aparcar en un sitio tan pequeño? 


- ¿Quieres que aparque yo? 


- ¿Bromeas? - terminé de aparcar - Listo, vamos.


- ¿Donde me has traido? - se bajó del coche. - Oh, ¿Te gusta patinar? - me preguntó.


- No se patinar, te traje porque cuando oscurece - miré el cielo - que ya queda poco, el parque se alumbra, y es realmente bonito. 


- Yo puedo enseñarte a patinar, jugué a hockey cuando era niño.


- Te lo agradezco, pero resbaladizo y ______ no es algo que vayan en la misma frase. 


- ¿Eres patosa? 


- Bastan...- me tropecé y Justin me cogió del codo para que no perdiera la estabilidad. - ...te - terminé la palabra.


- Ya veo - me observó - Pero podríamos probar, vamos - cogió mi mano y me puse nerviosa. Era la primer vez que un chico me cogía de la mano. Sin contar a Robert o mi padre.


Esperé nerviosa a que Justin alquilara los patines. Cuando se acercó a mí, nos dirigimos a un banco, donde nos quitamos los zapatos y los cambiamos por los patines.  - Ni siquiera se ponerme esto - dije desesperada dejando los cordones.

- Te ayudo - él se agachó frente a mi, ya con sus patines puestos y me puso los cordones. - ¿Está bien apretado? - me miró.

- Si - dije moviendo el pie.

-Venga, vamos - lo miré insegura de ponerme de pie. Él me tendió sus manos y dudosa las acepté. Caminé como un verdadero pingüino hacia la pista. Me agarré a la valla y lo miré.

- Tengo miedo de caerme, no se patinar.

- Bueno, si nunca lo intentas, no lo sabrás, vamos, nunca hay una subida si no hay una caida. Para hacer algo, primero tienes que intentarlo, y si te caes en el intento, siempre tienes la opción de levantarte, así que venga - tiró un poco de mí y mi pie se deslizó en el hielo.

- Prometeme que no me soltarás. - dije aún agarrada a la valla.

- Prometo que no te soltaré - me sonrió y mordí mi labio insegura. Respiré hondo y me solté de la valla, me deslicé y Justin cogió mi otra mano. - Bien, solo tienes que mantener el equilibrio. ¿Podrás hacerlo?

- Lo intentaré. - él cogió una de mis manos y con la otra me agarré a la barra de metal para mantenerme en pie, lo único que intentaba era no abrirme de piernas.

- ¿Patinaras junto a la barra todo el tiempo?

- Mmmmm... ¿Si? - Justin negó con la cabeza.




- Venga, ven hacia mi. - se puso a unos metros de distancia y abrió sus brazos, como un padre esperando a coger a su hijo cuando diera sus primeros pasos.

- Está bien- me solté de la barra y me deslicé lo mejor que pude, como si estuviera haciendolo con patines normales, aunque esto era más dificil. Agarré los antebrazos de Justin y sonreí cuando me di cuenta que lo había conseguido. - ¡Lo conseguí! - le dije emocionada.

- Si pequeña pingüina, lo hiciste - fruncí el ceño.

- ¿Como me llamaste?

- Pequeña pingüina, vamos a salir de aquí - se soltó de mi agarre y me esquivó para patinar hacia la salida.

- ¡No me dejes aquí! - dije sin moverme.

- ¡Puedes hacerlo, solo confía en tí! - salió y se sentó en el banco a quitarse los zapatos.

Maldije una y otra vez mientras iba dando pequeños pasitos deslizantes, hasta que mi pie izquierdo resbaló más de la cuenta y perdí el equilibrio haciendo que mi trasero golpeara en el hielo.

Escuché una sonora carcajada y lo miré mal para después sonreir y negar con la cabeza. Él volvió a la pista y me tendió sus manos. Las cogí y me impulsó hacia arriba poniendome de pie.
Cogió una de mis manos y salimos, por fin, de la pista de patinaje.



- ¡Deja de reirte! - le di un leve empujón en su hombro.

- Lo siento, no puedo evitarlo, debería haber grabado tu caida. - rodé los ojos.

- Como no dejes de reirte, te dejaré en tierra - lo amenacé.

- ¿Es una amenaza? - lo miré y alzó una ceja.

- Puedes verlo como quieras - sonreí. Abrí el coche y froté mis manos para entrar en calor. Justin se montó en el asiento del copiloto y puse la calefacción. - Ahora, es importante que no me molestes mientras conduzco, no me gustaría tener que echarte del coche.

- Está bien, no diré nada - volvió a poner la radio - O por lo menos lo intentaré.

- ¿Te dejo en el centro comercial?

- Si - Justin empezó a cambiar de cadenas de nuevo, supongo que buscando alguna canción que le gustara.

- Deja esta - dije antes de que pasara. Justin separó su dedo del botón y disfruté de Show me love (America) de The wanted.
Golpeé el volante al ritmo de la canción mientras giraba en la esquina del centro comercial. 

- ¿Donde te dejo? - le pregunté.


- Mi coche está allí - señaló un poco más adelante y me puse en doble fila para que él pudiera bajar. 

-Espero que la próxima vez que nos veamos hayas mejorado tus dotes de patinaje. 

-Claro, estaré practicando - le sonreí. 

- ¿Nos vemos pronto? - se quitó el cinturón. 

-Si sigues acosandome así, creo que sí. - él me miró y una sonrisa tiró de la comisura de sus labios. Se acercó a mi, puso sus dedos sujetando mi mentón y juntó sus labios con los mios en un casto beso. 

-Hasta pronto pequeña pingüino - salió del coche y cerró la puerta. Lamí mis labios y sonreí nerviosa. 


Saqué las llaves de mi bolso pero no me dio tiempo a meterlas en la cerradura cuando la puerta se abrió dejando ver a mi madre, muy enfadada, otra vez. ¿Que había hecho ahora? 

-¿Que pasa? - ella me dejó pasar. 

-¿Con quien has estado? - cerró la puerta y se cruzó de brazos. 




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