Breathe

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sábado, 21 de diciembre de 2013

Capitulo 5



"Aunque... si aceptas otra cita, podría tenerlo listo para mañana"


Cerré la puerta de la habitación y me quité la bufanda dejandola en la cama y tirandome en ella boca arriba. Sonreí al recordar lo que había pasado. Mi estómago tiraba en todas direcciones. Y entonces comprendí el "siento mariposas en mi estómago". Nunca supe lo que era eso porque nunca nadie me habia hecho sentir de esta manera. Es como si un pequeño rayo de luz hubiera aparecido en mi vida alejando las nubes negras, o por lo menos, haciendolas menos oscuras.

Aún no podía creerme que yo hubiese llamado su atención. Una parte de mí pensaba que él se estaba riendo de mí, la otra parte pensaba "¿Por qué no?"

Cuando mencionó que la segunda vez que nos vimos era nuestra segunda cita mi corazón bombeó con fuerza hasta pensar que se me saldría del pecho.
Toqué mis labios y sonreí mientras notaba que me sonrojaba. Puse un cojín en mi cara y sonreí ante este. No podía ser.

Llamaron a la puerta y dejé el cojín a un lado y me incorporé para ver como Ashley entraba y cerraba la puerta. - Bien, vengo a hablarte como hermana mayor que soy - rodé los ojos.

- Que.

- ¿De que conoces a esos chicos?

- Te dije que Justin era amigo de Robert.

- No tienes porque mentirme, _______.

- ¿Por qué crees que miento? Es más, ¿Que te importa donde los conocí?

- Porque soy tu hermana mayor, me preocupo por ti.

- Nunca has actuado como tal, así que por favor, me gustaría que siguieras ignorandome, estabas haciendo un buen trabajo. - Ella bufó molesta y giró hacia la puerta pero después volvió a mirarme. - ¡Es que no entiendo como ha podido fijarse en ti! No eres gran cosa - me miró de arriba abajo. - Bueno, haré que abra los ojos.

- No conseguiste nada meneando tu culo de un lado a otro exageradamente - cogí mi móvil y me tendí encima de los cojines. - ¿Que vas a hacer la proxima vez? ¿Sacarte un pecho? - me burlé.

- No cantes victoria mocosa, lo tendré en mi cama antes de lo que te des cuenta.

- Suerte en ello. Me pregunto como se lo tomaría Harry... - la miré y alcé una ceja. Ella unió sus labios en una fina linea. Ella no contaba con eso. Sonreí más abiertamente. Ella bufó molesta y salió de la habitación cerrando la puerta.  ¿Verdaderamente Ashley pondría en peligro su relación solo por fastidiarme?







- Creo que eso es de los frenos. - dijo Robert sentado en la parte del copiloto.

- Es mejor que lo lleves a un taller - la voz de Janne sonó en los asientos traseros del coche.

Hice una mueca - Bueno, dejaré a Robert e iremos a un taller. ¿Conoceis alguno?

- Hay uno en la calle King, al oeste. Ahí es donde está mi coche ahora - Robert se agarró en la puerta.

- ¿Por que te agarras? - lo miré de reojo.

- Oh, es un acto reflejo - lo miré mal - _______, lo tuyo es conducción temeraria.

- ¡Yo no conduzco mal!

- Eso es cierto - Jane me dio la razón. - No conduce mal.

- Eso es porque tu conduces igual de mal que ella - él miró hacia atrás dandole a Jane una sonrisa fugazmente matadora.

- Ugh, ¿Por qué sonries así? Me haces sentir como una de tus conquistas.

- ¿Y eso no se siente bien?

- No si eres mi mejor amigo - ella se echó hacia delante y pellizcó la mejilla de Robert.

- Para nosotras no eres Robert el seximbol rompecorazones de la universidad, eres ese chico alegre, simpático y social que un día nos protegió de un chico que nos quería quitar el almuerzo en el colegio. - Robert sonrió seguramente recordando eso.

- Eras un tierno, niño - Jane volvió a pellizcar su mejilla cariñosamente.

- ¿Quieres dejar de hacer eso? Me la dejarás roja - frotó su mejilla.

- Quejica - murmuró Jane.

- Bien, ¿Aquí es Robert? - dije observando lo que parecía una cafetería.

- Si - se pasó una mano por su pelo rubio. - Gracias.

- ¿Te recojo después? - él besó la mejilla de Jane y se encogió de hombros.

- No lo se, si me hace falta te llamo - salió.

- Esta bien.

- ¡Pasalo bien! - se despidió Jane antes de que este cerrara la puerta y sonriera. - Hoy moja - sonreí y mi amiga pasó al asiento delantero. - Ahora que se ha ido Robert.... No puedo creer que tu hermana dijera eso - se puso el cinturón.

- Ya ves - me dirigí al taller que me dijo Robert.

- Espero que no lo consiga... Además, tiene a su perfecto novio Harry.

- La perfección aburre, Jane.

- Pues yo no aburró. - la miré y reimos.







- Aquí - aparqué. - ¿Te bajas?

- Si hay mecanicos guapos sí, si solo hay viejos, creo que me quedo en el coche - rodé los ojos y salí del coche. Entré en el taller.

- Hola - saludé y un hombre de unos cuarenta años dejó lo que estaba haciendo para atenderme.

- Hola.

- Creo que tengo un problema.con los frenos del coche. No para bien y chirrían.

- Claro, ¿Cuál es? - miró hacia fuera limpiando sus manos.

- El Fiat blanco - lo señalé.

- Esta bien... ¡JUSTIN! - mi corazón se encogió al oir ese nombre. Me giré y él apareció. ¿Trabajaba aquí? Llevaba una camiseta de tirantes blanca ajustada, que marcaba sus pectorales y dejaba ver sus tatuajes en su brazo y pecho. Su pelo estaba revuelto y sus ojos me miraban con diversión.

- ¿Si, Tom?

- Esta señorita necesita que le miren los frenos. Y ponte algo chico, cogerás una pulmonía.

- Claro - Tom asintió y nos dejó solos.

- ¿Quien sigue ahora a quien? - alzó una ceja.

- Yo no te sigo, solo vine a un taller. - Justin se cruzó de brazos y sus músculos se marcaron. Dejé de mirar sus brazos, no podía dejar que me pillara mirando. Cuando lo miré el tenía una sonrisa arrogante.

- ¿Entonces me has encontrado por casualidad?

- Exactamente - me balanceé en mis pies.

- Bien pequeña pingüino, ¿Por qué no metes tu coche dentro?

- Esta bien, y no soy un pingüino - lo señalé advirtiendole. Él levantò sus manos en son de paz. Me dirigí de nuevo a mi coche para meterlo en el taller. Me monté y cerré la puerta.


-¿Hay algun mecanico guapo?

- Está Justin.

- ¿¡BROMEAS?! Mueve el coche al taller, si es guapo en foto no me imagino como tiene que ser en persona. - arranqué y la boca de Jane cayó cuando vio a Justin. Este me guió hasta donde tenía que dejar el coche y me hizo una seña para que aparcara. - Oh dios mio, es tremendamente sexy - salió del coche y yo salí con ella. - Hola, soy Jane - ella se presentó sola y sonreí negando con la cabeza. 

- Justin - sonrió. - Vamos a ver que le pasa - este levantó el capó y lo vi ojear y tocar. Jane se puso a mi lado y ambas lo observamos. Él levantó la vista y nos miró para después mostrar una sonrisa, miré hacia otro lado mordiendo mi labio. 

- ¿Son los frenos? - le pregunté. 

-Si, son los frenos. Dejalo aquí unos días y cuando tenga tiempo te lo soluciono. 

- ¿Cuantos son unos días?

-Pues, unos días. - junté mis labios en una fina linea y lo miré mientras pensaba. ¿Podría dejar el coche aquí unos días? Lo necesitaba para recoger a Robert, y para ir a la universidad. No iba a decirle a Ashley que me acercara a la universidad, y Jane no podía dar tantas vueltas. 

Cuando volví a la realidad Justin y Jane me estaban mirando y Justin pasaba su mano por delante de mis ojos. - ¿Que? - pregunté confusa.

- ¿Donde estabas? - preguntó Jane. 

-Estaba pensando, ¿Saben lo que es? - Jane entrecerró los ojos y Justin sonrió cruzando los brazos. 

- ¿Hay algún problema? 

- Si, no puedo dejar el coche unos días aquí, ¿Pasa algo si no lo dejo aquí y sigo conduciendo hasta el fin de semana?

- Pues podrías matarte - se encogió de hombros - Si eso es lo que quieres, puedes llevarte el coche y seguir conduciendo, ahora, si quieres mantenerte con vida, será mejor que lo dejes aquí. - él móvil de Jane sonó y ella se fue fuera a hablar. 

- Está bien - suspiré - Pero...  ¿Cuantos son unos días? Necesito saberlo para organizarme. 

- Pues, dos o tres días. 

-¿Eso no es mucho tiempo? No tiene que ser tan dificil arreglarlo ¿No? - jadeé frustrada.

- Nena, no solo tengo que arreglar tu coche, tengo más trabajo. 

-Si, es cierto, lo siento - moví la cabeza de un lado a otro. 

-Aunque... si aceptas otra cita - se acercó más a mi invadiendo mi espacio - Podría tenerlo listo para mañana. - Miré hacia arriba para mirar sus ojos. 

-¿Chantaje?

-Quizás - se encogió de hombros. 

-Está bien - acepté. 

-Bien preciosa, puedes venir mañana a por él, dame tu teléfono y te llamaré para avisarte cuando lo tengo listo. 

- Está bien, - Lo seguí hasta la pequeña oficina. Allí se estaba mejor debido a la calefacción. Él arrancó un trozo de papel y me lo dio con un boligrafo. Me apoyé en la mesa y escribí mi número de teléfono poniendo abajo mi nombre. Se lo di y el miró el número para después guardarselo en el bolsillo. 

-Te llamaré mañana. - salí de la oficina. 

-Está bien, sacaré las cosas del coche. 

-¿Pintalabios, ropa interior, preservativos y un perfume? - lo miré y sonreí negando con la cabeza. 

-No se que coches de chicas habrás visto, pero el mio no tiene nada de eso. 

- ¿Lo dejas aquí? - me preguntó Jane. - He llamado a mamá para que venga a buscarnos. 

- Si, saca tus cosas del coche. - abrí la puerta trasera y cogí mi bolso, el blog con todos los apuntes y un libro.  Jane también sacó sus cosas. 

- Adios, Justin - se despidió Jane con la mano. 

-Adiós. - sonrió.

-Bien, espero tu llamada entonces - dije cargando mejor el blog para que no se resbalara. 

- Claro, y ven ya preparada, nos iremos directamente. 

-¿A donde? 

- A nuestra cita - me guiñó un ojo - Hata mañana pequeña pingüino - se giró y lo vi volver al coche donde estaba trabajando antes de que Tom lo llamara.  

Caminé donde estaba Jane. - Al final lo tendrá arreglado mañana. 

-Vaya, eso es perfecto. ¿Cómo lo hiciste? 

-Me dijo que aceptara otra cita. - ella dio un pequeño gritito.

-No puedo creerlo, que suertuda - movió su pelo castaño.

-Oh vamos - rodé los ojos - ¿Lo dice la chica de ojos castaños que tiene a todos los que quieran a sus pies?

- No a todos, él - señaló hacia dentro - Ni siquiera me miró - juntó sus labios en una fina linea. - Solo te miraba a ti. 

- ¿Otra celosa? - la miré entrecerrando los ojos. 

-Hey, espera, mis celos son sanos. Estoy muy contenta de que sea así - me sonrió sincera. Le sonreí de vuelta. - ¿Que te pondrás mañana? 

-No lo se - me encogí de hombros - No me dijo donde iriamos.  - Ella frunció su ceño.

-Tienes que ir arreglada pero no tanto - asentí ante la obviedad. - ¡TE AYUDARÉ! - haremos una tarde de chicas, iré a recogerte a mi casa y después te traeré. 

-Estoy castigada ¿Recuerdas? 

-Es cierto - hizo una mueca. - ¿Por qué era? Ah si... ¿Desaparecer unas dos o tres horas? No lo entiendo, sueles hacerlo, coges tu cámara y te pierdes en Toronto, solo que esta vez no ibas sola, y no estabas echando fotos - me miró de reojos para medir mi reacción. 

-¿Que? No hice nada malo.

-Lo se, lo se - alzó una ceja y rodé los ojos. - Bueno, ¿Con que excusa estás aquí hoy? 

-Estoy en la biblioteca. 

-Pensaremos una excusa para mañana - me sonrió.


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