Breathe

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sábado, 7 de diciembre de 2013

Capitulo 3








"No suelo dar mi nombre en la segunda cita"


El chico se sentó delante de mí, fue a hablar pero alguien lo interrumpió. - Hola - dijo una mujer. La miré. Su pelo castaño estaba recogido en una coleta alta, sus ojos azules expresaban alegría y tenía una gran sonrisa en el rostro. - ¿Y esta chica? - sonrió la mujer hacia mi. 

- Una amiga, mamá - rodó los ojos.

- Encantada, soy Pattie - nos dimos la mano.

- _______ un placer - le sonreí.

- ¿Que os pongo? 

- ¿Café con leche? - Blezzie me miró alzando una ceja y asentí. - Pon dos.

- Bien - su madre nos sonrió para después irse y lo miré.

- Así que… _______ - juntó las manos encima de la mesa y me miró.

- Si - me quité el gorro y lo guardé en el bolso. 

- ¿Por qué anónimo? - me preguntó mientras me quitaba mi abrigo.

- ¿Por qué iba a darte mi nombre? - puse mi abrigo en el respaldo de la silla y me quité la bufanda dejandola en mi regazo junto con mi bolso. 

- ¿Quizas porque te ayude? - me encogí de hombros. 

- Tu tampoco me diste el tuyo - él se echó hacia atrás apoyandose en el respaldo de la silla.

- Bueno, ¿Por qué iba a dartelo?

- Eso no es justo. - sonreí.

- Tienes una hermosa sonrisa, ¿Por qué ibas a querer acabar con tu vida? - me puse nerviosa ante su pregunta.

" Llegué cansada de la universidad. Hoy había sido un día horrible, como todos. Jane y Robert no estaban en la misma universidad, así que estaba sola, y cuando digo sola es que todo el mundo se alejaba de mi y me miraba como si fuera un bicho raro. Ni siquiera me gustaba lo que estaba estudiando. 

Llegaba tarde a casa, lo sabía, pero había preferido quedarme en la biblioteca haciendo un trabajo. Saqué las llaves de casa y cuando fui a abrir la puerta esta se abrió dejando ver a mi madre muy cabreada. Tiró de mi brazo hacia dentro y tropecé. 

- Te dije que volvieras temprano a casa - murmuró con los dientes apretados. 

- Estaba en la biblioteca - me solté se su agarre y le contesté en  el mismo tono. 

- No me importa, sube arriba y cambiate, está aquí Harry - dijo refiriendose al novio de mi hermana. La ignoré y me asomé al salón. 

- Hola Harry - sonreí. 

- Hey ______ - me sonrió abiertamente y se levantó del sofá para venir a saludarme. Le di un beso en la mejilla. - ¿Como te va?

- Bien, ¿Y a ti? 

- Bien, emocionado porque es el último año de carrera. 

- Me imagino - sonreí. Harry aparte de ser simpático conmigo, cosa que le agradecía de todo corazón, era guapo. 

- ¿_______ puedes terminar de poner la mesa? - dijo mi madre ahora con voz dulce desde la cocina.

- Voy - me dirigí a la cocina mientras que mi hermana y Harry se sentaban en la mesa. 

- Llevate la jarra del agua - asentí y la cogí con cuidado de no caerla. Cuando iba llegando a la mesa me tropecé con la alfombra. Caí de rodillas al suelo y escuché un grito de mi hermana. Levanté mi mirada y vi a Harry mojado. Me levanté. 

- Oh dios, lo siento Harry - me disculpé. 

- No te preocupes _______ - me sonrió.

- ¿¡Pero que has hecho?! - gritó mi madre. - Ashley dale a Harry algo de ropa. 

- Ven cariño - suspiró mi hermana y me miró muy enfadada. Cuando ellos desaparecieron por las escaleras tragué saliva duramente y miré a mi madre.

- Me tropecé - murmuré.

- ¿Te tropezaste? ¿Por que tuve una hija tan patosa? - Miró hacia arriba - eres un desastre, debería de haber abortado cuando tuve oportunidad, siempre te encargas de arruinar todo. Pensé que ya habias superado los celos que le tienes a tu hermana, admítelo, nunca podrás ser como ella. - el aire se quedó atrapado en mi garganta y lágrimas amenazaron con salir. - Y ya puedes secar la alfombra - se giró y subió las escaleras. Mi labio inferior tembló. 

" Deberías desaparecer, nadie te echaría en falta" recordé lo que me dijo mi hermana hace unos días, y tenía razón. Cogí mi abrigo y salí corriendo de casa "


Volví a la realidad y me di cuenta de que Blezzie me estaba mirando esperando mi respuesta.
Lamí mis labios y decidí encogerme de hombros. Él alzó una ceja - ¿Solo vas a encogerte de hombros?

- Lo que me llevó a esa situación no es asunto tuyo. - él me miró fijamente.

- Aquí teneis chicos - Pattie puso los cafés en la mesa.

- Gracias - la miré y le di media sonrisa. Ella se marchó y volví mi vista a Blezzie, que seguía mirandome. No tenía que haber sido tan borde con él. Él me había ayudado, me había invitado a un chocolate caliente y me había hecho reir, pero no iba a contarle lo que me pasaba. - Lo siento, no debí haberte hablado así.

- No, no lo sientas, tienes razón - se puso bien y echó su sobre de azúcar en el café y yo lo imité. 

- No me dijiste tu edad - dije removiendo mi café. 

- Veinte. - asentí. 

- ¿No me dirás tu nombre?

- No - mordí mi labio.

- No suelo tomar café con desconocidos.

-No soy un desconocido, te recuerdo que tomamos chocolate caliente el otro día. 

-Ninguno sabíamos el nombre del otro. - me quedé mirandolo y sonrió. Apoyó sus brazos en la mesa y me miró. Miré atentamente sus ojos y un escalofrío me recorrió. 

- No suelo dar mi nombre en la segunda cita - alcé una ceja mirandolo raro para después reír negando con la cabeza. 

-¿Segunda cita?

- Sí - bebió de su café - Cuando nos conocimos fue nuestra primera cita. 

- Eso no fue una cita, ni siquiera esto lo es - dije sin poder borrar una sonrisa de mi rostro. 

-¿Ah no? - bebí un poco de café y después negué con la cabeza. - ¿Entonces que estamos haciendo aquí?

-¿Tomar café?

-Si, buen punto, no me había dado cuenta.

-¡Justin! - una chica morena con el pelo largo y liso se paró al lado de Blezzie. Ella venía agitada. - Es Michael, se ha metido en problemas. - Ella se veía realmente preocupada.  Blezzie, o mejor dicho, Justin se levantó y sacó algo de su bolsillo, lo dejó sobre la mesa y salió de la cafetería corriendo con esa chica. Me fijé en lo que había dejado encima de la mesa y me di cuenta que había dejado dinero. Suspiré. Vi su café sin acabar al otro lado de la mesa. Puse mi café a un lado y saqué de mi bolso mi libro, Hush, Hush. Busqué la página marcada y empecé a leer por donde lo dejé la noche anterior.

Cuando terminé de beber mi café miré de nuevo el café de Justin. Él no iba a venir. - ¿Has terminado cielo? - miré a Pattie y le sonreí. 

- Si - saqué mi monedero y pagué los dos cafés. - Dele esto a Justin - le di el dinero que él había dejado sobre la mesa y ella asintió. 

- Ten cuidado, ya está anocheciendo. 

- Lo tendré, adiós - me terminé de poner mi bufanda y salí. Me encogí, ahora hacía más frío. Miré a ambos lados de la carretera y crucé. Saqué de mi bolso mis auriculares y mi móvil y me los puse. Seleccioné mi lista de reproducción y lo puse en modo aleatorio. La cancion de Little Mix - Little me sonó en mis oidos. Fijé mejor mi vista y vi que estaba nevando. Saqué mi cámara y volví a entrar en el parque de antes.

Encendí mi cámara y miré sonriendo a mi alrededor. Eché una foto al parque, alumbrado por las farolas. La nieve se veía caer y era realmente bonito.

Caminé con la cámara en mi mano y pensé en lo que Justin me había dicho. ¿Cita? Este chico tenía que estar tomandome el pelo. Sonreí al recordarlo. Su pelo rubio, su nariz puntiaguda, sus ojos color miel… Y tenía veinte, no era uno de los chicos que acostumbraba a ver. 
Vi un banco y quité con mi mano la nieve de él para después sentarme , no tenía ganas de llegar a casa.

Guardé la cámara en el bolso y me puse los guantes. Froté mis manos y decidí levantarme. 

- Hey - escuché por encima de la música. Me quité los auriculares y miré hacia atrás para ver a Justin acercarse a mi. - Te fuiste.

- Si, iba a ir a casa - lamí mis labios secos debido al frío.

- Ven, te llevaré - me hizo una seña.

- No, no hace falta, ya has hecho demasiado por mi, además, tengo el billete del tranvía ida y vuelta.

- Te lo digo en serio, te llevo.

- Te dije que no hace falta - le sonreí. Justin miró más allá de mí, escuché unas risas por lo que tambien miré hacia atrás. Un grupo de chicos, nada fuera de lo normal.

- Salgamos de aquí - puso una mano en mi codo y practicamente me arrastró a su lado. - Voy a llevarte, quieras o no.

- ¿Por qué? - pregunté cuando salimos del parque.

- ¿Por que qué?

- ¿Por qué te preocupas por mi? - Justin frunció su ceño y me soltó.

- No me preocupo por ti, solo quería ser amable - se encogió de hombros.

Auch, acabas de meter la pata _______.  No dije nada. Él abrió su coche y me metí en el lado del copiloto. Me puse el cinturón y dejé el bolso encima de mis piernas.

Él arrancó y suspiré. Lo miré mientras conducía y admiré su perfil. - ¿Quieres una foto? - alzó una ceja y me miró de reojo. Me sonrojé y miré hacia abajo.

- ¿Puedo echarte una? - mordí mi labio esperando alguna clase de burla de su parte. Pero escuché una sonora carcajada y lo miré.

- Claro que puedes. - Mi corazón bombeó con fuerza y saqué la cámara de mi bolso. La encendí y apunté hacia él. - ¿Como me pongo? - me sonrió interesante.

- Ponte como estabas antes - él miró hacia el frente e intentó aguantar una sonrisa pero sonrió. Saqué la foto y después la miré sonriente.

- ¿He salido bien? - preguntó.

- Si. - me pregunto si él saldrá mal en alguna foto. - ¿Te acuerdas por donde vivo?

- Si - Justin entró en nuestra calle y aparcó frente a mi casa. Ya era de noche por lo que las farolas estaban encendidas, al igual que la luz del porche. Me di cuenta de que mi hermana salía de casa en un vestido muy ajustado, una chaqueta y unos tacones de infarto. Que frío. Ella miró extraña el coche. Miré a Justin y vi que estaba mirando a mi hermana. Hay que decir que mi hermana tenía 22 años y tenía cuerpo de mujer. Alta, delgada, pelo rubio por la cintura... No iba a decir que la veía guapa porque no era así, o por lo menos para mi. Ya que todos babeaban por ella, incluidos Robert y ahora Justin, que la miraba de arriba abajo.

- Gracias por traerme - abrí la puerta del coche.

- ¿No me vas a dar nada a cambio? - esta vez dirigió su vista a mi.

- Oh si, cierto - metí mi mano en el bolsillo, saqué un caramelo y se lo di. Justin miró su mano extrañado. - Disfruta - le guiñé un ojo y salí del coche escuchando a Justin reir entre dientes.

- Adios _______.

- Adiós - cerré la puerta y caminé hacia la puerta de casa, pero mi hermana cerró la puerta de su coche y corrió como pudo hacia mi cogiendome del brazo. 

- ¿Quien es ese? - me preguntó. Escuché el coche de Justin alejarse.

- Nadie - me solté de su agarre.

- Le diré a mamá.

- Como quieras - me encogí de hombros y me apresuré a entrar en casa, necesitaba ver la foto que le había hecho en el ordenador.



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